sábado, julio 28, 2007

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Ni nadie. Lo peor es que absolutamente nadie.

Ni la música. Ni el libro que me espera en la mesita de luz al lado de la cama.

Ni una película.

Ni un regalo. Ni una palabra. Ni nada.

Todo forma parte de una secuencia lenta y dolorosa que me conduce como un átomo por las sinuosas trompas de falopio de mi propia existencia.

Hace mucho (¡cuánto!) que no escribo borracha.

Pero lo peor, sin duda, es eso: que nada ni nadie.

Porque esa secuencia, ese ordenamiento cuya lógica escapa de mi capacidad cognocitiva, es estrictamente rigurosa. Paso por paso. Lento y doloroso. Sin atajos. Ni escaparates.

Es horrible.

Es horrible sobre todo porque no sé porqué. Ni para qué. Ni cuándo.

Como nadar a tontas y a locas después de haber perdido todo en el último naufragio.

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"...Pero también sabía que no podía hacer nada... todavía. Tenía que ocurrir algo, algo grande, algo que me hiciera perder la cabeza. Lo único que necesitaba era un empujón, pero tenía que ser una fuerza exterior a mi mundo la que pudiese darme el empujón oportuno, de eso estaba seguro. No podía reconcomerme, porque eso no iba con mi naturaleza. En mi vida todo había salido bien... al final. No estaba destinado a esforzarme. Había que dejar algo en manos de la Providencia: en mi caso, mucho. A pesar de las manifestaciones exteriores de infortunio y desgobierno, sabía que había nacido de pie. La situación exterior era mala, de acuerdo... pero lo que más me preocupaba era la situación interior. Tenía realmente miedo de mí mismo, de mi apetito, mi curiosidad, mi flexibilidad, mi afabilidad, mi capacidad de adaptación. Ninguna situación en sí misma podía asustarme: sin saber cómo, siempre me veía en buena posición, sentado dentro de un ranúnculo, por decirlo así, y chupando la miel. Aunque me metieran en la cárcel, tenía el presentimiento de que lo pasaría bien. Supongo que era porque sabía no resistir. Otra gente se agotaba luchando, esforzándose y afanándose; mi estrategia consistía en flotar con la corriente. Lo que la gente me hacía a mí casi no me preocupaba tanto como lo que hacían a otros o a sí mismos".

H.M - Trópico de Capricornio
Busco su nombre en Google. Escucho Silvio Rodriguez. En el msn los mismos contactos fracasados de siempre.

Mi msn es lo más parecido a la taberna de Moe.

viernes, julio 27, 2007

Poniendo cara de yyoquésé. Camino apurada. Las manos sudorosas por el pánico. Y aparezco como por una coincidencia astral frente al templo sagrado (sagradísimo) de la comida chatarra.

Imaginemos la situación.

Yo parada en la puerta de McDonalds, tapándome los ojos y diciendo: "no puedo, no puedo".

Apunto hamburguesa estuve de cometer el peor delito: franquear mi ley primera: NUNCA VOLVERÁS A COMER ALGÚN PRODUCTO DE MACDONALDS.

Me saqué imaginariamente las manos de la cara y seguí. Decidida y orgullosa de mi actitud progresista.

Andate a la concha de la lora

Los reproductores externos de GoEar.com siempre están deshabilitados.

Y no, no quiero escuchar la canción "aquí".
Mensajes un poco en clave desde un celular con número desconocido.

"Besos y porros"

Y algo sobre mis ancas.


Parece que el oscuro está de vuelta.
FELIZ CUMPLE, BLOG.

Viernes mañana

Inmersa en mi oficina gris carbón cuando él abre la puerta. Y yo, con mi pullover naranja mandarina lo miro de reojo y le digo "hola". El me sonríe apenas pero con ganas. Y tengo la impresión de que estuvo ensayando esa sonrisa apenas. Pero es solamente una sensación. Yo sigo trabajando inmersa en mi oficina gris. Escucho sus pasos de goma y el ruido de tazas. El olor a café recién hecho entra como una ráfaga desde la oficina contigua. Afuera, las hojas de aspecto mortesino se mueven despacito.

jueves, julio 26, 2007

Vieja culiada. Te persignás cuando mirás una imagen religiosa, pero no sos capáz de darle el asiento a una mina con un bebé. Hija de una gran puta. Tu religión hipócrita me dan ganas de vomitar.

Vieja de mierda.

miércoles, julio 25, 2007

Jugar por jugar

Mis amantes vuelven a casa. Como las palomas mensajeras. Como el cuadrito que rezaba "si amas algo déjalo libre. Si vuelve a tí es tuyo, sino, nunca lo fué". Así.

Vuelven a mí por más sexo. Como una jauría de perros arrepentidos. Abandonados. Despreciados. Perros en celo. Y me ladran sus penas. Bla bla bla. Yo quiero sexo, chicos. Lo curioso es que aparecen y desaparecen todos juntos. Como marionetas del destino. Como si en un abrir y cerrar de ojos la vida los pariera del mismo embrión. De la misma matríz deforme. Son mis perritos hambrientos. Que se hacen desear. Que apuestan conmigo los últimos rezagos de su orgullo. Y juguemos, chicos. Juguemos a creernos que nos queremos. A que ustedes van y vienen. A que yo siempre estoy acá. Como un inmueble roto y medio deteriorado. A que soy esa casa abandonada: la guarida.

Y mientras jugamos yo los miro un poco con desprecio y un poco con nostalgia. Porque si jugamos a que nos queremos y nos acariciamos como si fuera la última noche de nuestras vidas, es porque tenemos la sólida certeza de que nunca vamos a querernos de verdad.

Gentes

...y esas personas que hacen un uso desmedido de frases como "te amo" o "quiero pasar el resto de mi vida con vos". Y que lo dicen con una liviandad que da miedo. Como si dijeran "dame un kilo de pan francés y media docena de huevos".

martes, julio 24, 2007

ME SIENTO EN DEUDA CON MIS PROVEEDORES.

Un día en la vida de Maia

Un frío que se te mete adentro de los huesos. El viento que me despeina. Mi mamá dice un chiste y nadie se ríe. No fué gracioso lo que dijo. La mezquinación de mi amor para con ED me hace infeliz y me alimenta el ego al mismo tiempo. Hoy un hombre de mediana edad salía de un edificio y yo -que justo pasaba por ahí- escuché que me dijo "qué linda que sos". Creo es que consecuencia de mi raro peinado nuevo. Tengo la leve sospecha de que me queda bien. En fín. También descubrí que en ciertas circunstancias me gusta hacer tiempo. Es como si reservara para hacer un montón de cosas para "cuando tenga tiempo libre" y como "hacer tiempo" y "tener tiempo libre" son dos formas de decir casi lo mismo, aprovecho y hago todas esas cosas que tenía pendientes. Pero hace un frío que duele. Hoy yo estaba en la catedral. También estaba en la plaza San Martín. Y en la ciudad universitaria. Hoy yo estuve caminando. Volviéndome y sin saber a dónde ir. Hoy entré a un ciber y me fuí porque no me gustaba el monitor. Me cobraron treinta centavos. Dí varias vueltas a la manzana. La muerte de Fontanarrosa no me fué ni me vino. El colectivo pega un frenaso y yo me caigo encima de una rubiacarademuñeca. La rubiacarademuñeca innmutable se ríe detrás de su bufanda. Y también una señora y una nena. La señora lleva la mochila de la nena y me pega. Me pega. Me pega. Me pega en la pierna y yo tengo ganas de decirle si puede controlar el movimiento de la maldita mochila porque me está pegando desde hace diez minutos en la pierna.

Todo el tiempo pienso en FD. Pienso en llamar y cortar. Pero su vos diciendo "¿hola?", me da un pánico indescriptible. Es como un arma mortal que amenza contra mi desequilibrada estabilidad. Pienso en llamarlo desde el celular como si su número se hubiese marcado por una casualidad cósmica. Pero tampoco. No tiene sentido.
Busco formas de encontrarme con él. Pero ninguna sirve. Porque en realidad lo que yo estoy buscando es que él se encuentre conmigo.

lunes, julio 23, 2007

Ex-compas

Se acerca la hora. El día. La fecha. El circulito rojo en calendario.

De exponer ante un público impresentable los detalles de mi propia decadencia.

El silencio.

Mentir.

O dar una conferencia de prensa con sandwichitos y Coca Cola para explicarle a la masa hambrienta lo gris y lo nublada que está mi vida. Cuestiones climáticas (la culpa la tiene la capa de ozono).

Mentir no puedo. El silencio es una deformación genética de la mentira. Queda abrir el telón y mostrarle al mundo hipócrita mi escenario vacío.

¿Y vos, amiga? ¡Qué feliz que estás! ¡Que sos! ¡Que decís ser!. Amiga querida, tengo el deber de decirte que estás quedando como una pelotuda. Mención especial para los que se casaron. Para los que tuvieron hijos. Y para los que se recibieron de salamines con becas en el exterior.

Atrás quedamos los infradotados. Los losers. Los que nos compramos pulloveres en los coreanos. Y no salimos siempre a comer porque es "re caro".

¡APLAUDAN!

(maldita sea).

Hago un esfuerzo inhumano para decir cada sílaba. Para encontrar la palabra justa que rescate lo más francamente posible mi estado de confusión y falta de ánimo para y con todo. Si me ahogo y tartamudeo es porque soy lenta como una tortuga y tengo el cerebro del tamaño de un maní. Compasión, señores. Les pido compasión. Todos van a recibir sus premios: no se asusten.

Medalla de oro a la que aguantó al mismo imbécil vanidoso durante más de quince años. ¡Bravo!. ¡Bravísimo!. ¡Bravo!.

Yo por mi parte pienso hacer el rídiculo. Como dije; exponer un power point con fotos ilustrativas de mis fracasos.

Tema 1: lo mal que me llevo con mi familia

"Esa es de una discusión familiar que tuvimos en la cocina. El plato roto que se ve al fondo fué producto de un incontenible ataque de ira".

Tema 2: ultimamente no tengo suerte en el amor

"Como ustedes pueden apreciar, esa soy yo llorando en cuatro patas mientras el oscuro me está cogiendo".

Tema 3: no tengo talento para nada

"Esa es de hace como tres años. Fué del día que debería haberme recibido".

Y así.

Con un puntero en la mano y con cara de boluda, ennumerando con formato de cuento corto todas las batallas perdidas. Clasificadas. Por orden alfabético o cronológicamente. Igual es un detalle sin importancia: el contenido es siempre el mismo: soy yo perdiendo algo.

Y al final, las palabras de aliento. "Te quiero". "Ya vas a estar mejor". "Hacé otras cosas. No sé. Un curso de algo".

Y por último soy yo llegando a mi casa, sacándome los zapatos y pensando lo mismo de siempre (una y otra vez): toda mi vida estuve rodeada de imbéciles. Y ellos fueron los pioneros.

domingo, julio 22, 2007

Cabecera

Descargo discos con dolor de cabeza. Voy al cine con dolor de cabeza. Fumo con dolor de cabeza. Pienso que tengo dolor de cabeza mientras me duele la cabeza.

Tomo pastillas y me sigue doliendo la cabeza.

Sueño con la posibilidad de que la cabeza funcione como un accesorio. Como un anillo. Como una corbata.

Llegar a casa y colgar las llaves donde van las llaves, el abrigo donde van los abrigos y la cabeza donde quiera que sea que vayan las cabezas (aunque yo probablemente la dejaría tirada por ahí con la terrible consecuencia de perderla: for ever).

Claro que sería un tanto siniestro el mueble en cuestión, pero creo que con el tiempo me acostumbraría.

sábado, julio 21, 2007

Mi vida como una linea recta. Más perfectamente alineada sería imposible. Mi vida es un segmento de puntos alineados, de hormigas coloradas caminando por una constante. No hay máximos. No hay mínimos. No hay nada. Un único horizonte através del cual se divisan más hormigas coloradas caminando sumisas por su igualmente sumiso horizonte através del cual caminan más hormigas. Y más horizontes.

Limitaciones. Limitantes. Limitadores.

Dolor de vaso desfondado.

De espejos que juegan con mi reflejo.

Yo lloraba y cerraba los ojos. Me imaginé ejecutando la solución final. El exterminio. Y agachar la cabeza. Seguir soportando la humillación de ser una idiota. Una retrasada. La humillación. La vergüenza. El orgullo. El cocktail venenoso. Letal.

Mientras tanto yo decido secarme. Esperar a que mi piel se convierta en una pasa de uva. Jugar con la oscuridad de mis ojeras. Contar las manchas de mi piel. Llega el final que no llega nunca...que ¿cuándo llega?.

Y beber de a sorbos la decisión de actuar con transparencia. Aunque deje de creer. Aunque me sienta como la última colilla de un cenicero ediondo. Lo importante es que la decisión está tomada. Pero yo no la puedo digerir.

jueves, julio 19, 2007

Revelaciones

¡¡¡¡¡SIIIIIIIIIII!!!!! ¡¡¡¡¡ES ESO!!!!!

Es que para mí las relaciones amorosas no me generan ningún tipo de desafío.

Eso.

Y que de alguna manera creo que ese estado de felicidad utópica con la que todos soñamos, para mí no viene de la mano del amor. No sé de qué. Pero creo que del amor no.

Quizá dentro de algunos años alcance a divisar a qué le agarra la manito mi estado de felicidad utópica.
Que se usen las medias por afuera del pantalón. Las mujeres con bigote. Y los pelos despeinados.

Que se usen los bombachones. Lo joggins a toda hora. Y los granos en la naríz y en la comisura de la boca.

Que se use el pelo graso. Los pelos donde crezcan. Y los rollos en la panza.

Que se usen las pantuflas. Los buzos de Grisu. Y los jeans gastados en la cola.

Que se usen las camisetas de viejo. Las tetas chiquitas. Y las adiposidades localizadas.

Que se usen las estrías. Las escamas en la piel. Y los pelos encarnados.

Que se use caminar sin elegancia. Las zapatillas rotas en la punta. Y la camperas quemadas.

Que se use ser blanca como el hielo. No teñirse las raíces. Y tener juanetes en invierno.

Que se use todo lo que no usamos por miedo a sentirnos fuera de lugar. Que se use todo lo que podría hacernos sentir más a gusto con nuestra forma de vida. Que se use estar cómodo. Libre.

Excentos de prejuicios.

martes, julio 17, 2007

No tuvo una muerte dolorosa

¿Y cómo carajo saben que no tuvo una muerte dolorosa el conejo? ¿Ah? ¿Cómo saben?. ¿Y si el conejo segundos antes de morir hubiese experimentado un estado de máxima conciencia?. ¿Y si hubiera tenido la certeza de que iba a morirse y hubiese muerto atormentado por la idea de morir?.



Farsantes.

Monóxidos

Yo miraba la combustión del gas en el calefactor (que es uno de los espectáculos cotideanos más hermosos) cuando tuve una revelación divina. No sé qué fué. En realidad no fué una revelación de nada. Ví algo como azul y blanco. Y lo primero que pensé fué en los ojos de ED quemándose. No es que la imagen halla sido especialmente sangrienta (de hecho no había ningún elemento rojo en mi visión). Pero cuando me dí cuenta de que mi interpretación había sido "los ojos de ED se están quemando", cerré mis ojos con fuerza y me puse a trabajar.

Así

Lo suficientemente hombre como para que reaccione con violencia. Y lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de cuándo le está permitido y cuando no.
Me quiere. Yo sé que me quiere. Sé que me quiere porque abre la puerta violentamente. Y porque se ríe sin reirse. Y porque lo espío mientras me espía. O mientras me busca con la mirada.

Y porque la conjugación simbólica de una serie de circunstancias domésticas, me dan como resultado la sólida y profunda convicción de que me quiere.
SOY FÁCIL DE OLVIDAR
- ¿Y cuál es tu pose preferida?

- Al medio.


Jeje...

Gravedad

El estante se dobla, se arquea: se va a caer. Me inquieta. Me pone nerviosa. Imagino el ruido de todo lo que tiene al estrellarse contra el piso. Me enfuresco con sólo pensar en el estruendoso grito de los objetos. Imagino el momento en el que las tensiones se concentran justo en la mitad para partir la madera en dos. Y las astillas. Y los restos de cosas. Y las cosas en pedazos. Y los pedazos en el suelo.

Pero el ruido. Sobre todo el ruido.
Querido diario:

hoy llegué a la conclusión de que relacionarse con las personas es manipularlas.

lunes, julio 16, 2007

Hice las "pases"

Gente que me mira el grano en la naríz. Bajo la cabeza y me escondo de la gente que me mira el grano que tengo en la naríz. Me siento horrible. Porque la gente no me mira amí: me mira el grano que me salió en la naríz.

Y después entro a un ciber. Un ciber como ami me gusta: oscuro y sombrío. "No hay máquinas", me dice la vampiresa que atiende detrás del oscuro y sombrío mostrador.

Entonces salgo a caminar con la incómoda compañía de mi grano. Me temo que me estoy encariñando con él. Nota mental: hoy establecí una extraña y remota relación con una pluma. Pero como decía, salí a caminar. Apurada. Imprecisa. Empujando suavemente a cualquier individuo que se interpusiera en mi camino. Tenía que llegar. No sé a donde pero tenía que llegar y rápido.

Hasta que sorpresivamente (y no sé cómo ni en qué momento) entré en una especie de trance asfáltico. Me convertí en un medium urbano. Y bajé los cambios. Miré cada objeto como si estuviera descubriendo la tercera dimensión. Y caminé despacio. Como si con cada paso dejara una estela, una finísima corriente de aire marino. La mirada extraviada. Flotando.

Yo iba caminando extasiada por mi sendero amarillo de hojas secas.

Me tomé el colectivo y llegué a mi casa.

Y me dí cuenta de que lo que había sentido mientras caminaba era paz.



jueves, julio 12, 2007

EL SENTIDO DE LA VIDA
ES...
¿HACIA ABAJO?

Dolor que duele

El dolor es como el sexo anal.

Es la consecuencia de algo que presiona para poder entrar; ahí: donde no hay suficiente espacio. Me refiero al dolor de la traición. De la desilución. Del desengaño. No hay suficiente superficie en vuestro sentido para asimilarlo con naturalidad. Pero la realidad intenta penetrar. Y te fuerza. Violenta, agresiva. Es como un espacio vectorial. Un huracán. Un container de mierda que se te cae encima. Como meterte un sifón de soda por el agujero de la naríz.

Y duele.

Me levanto para buscar cigarrillos y me golpeo la rodilla contra una silla.

Y sigo caminando.

Eso también es dolor...

miércoles, julio 11, 2007

En el taxi yo quiero llorar.

"Mire señor taxista, no sé qué hacer de mi vida. Estoy harta de todas las personas que me rodean. Incluso de las que no me rodean también. Estoy cansada de los seres humanos. Pero fundamentalmente de mí. Lléveme a otra parte. No quiero volver a mi casa. ¿Qué diría su señora si yo fuera a cenar con su familia?. No me responda ahora: piénselo. Usted seguramente tiene hijos. Una mujer a quién cogerse cada noche. Obligaciones. Responsabilidades. Prioridades. Objetivos. Yo qué sé. Y no tiene tiempo para pensar en esto que yo le digo. No importa. Usted no me está escuchando, porque yo le estoy hablando con la mente. Simplemente necesitaba ponerle cara y ojos a mi interlocutor. Es decir, no estoy hablando con usted por que usted sea especial. Usted es un taxista, y posiblemente existan veinte millones de taxistas como usted en el mundo. De la misma manera que deben existir veinte millones de boluditas inmaduras como yo que le hablan a la gente sin hablarle. Es una circunstancia casual: usted y yo. Yo y usted. Aparentemente no hay nada de singular en este encuentro fortuito...".

martes, julio 10, 2007

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Flores en la lengua

Dulce caramelo, yo te desmenuzo.

Te chupo, te rompo, te disfruto.

Fina capa de confite y más adelante,

una dócil pepa de azúcar y conservantes.




El paladar en un éxtasis agobiante,

sobredosis de elixires confitados,

primavera glucosa,

oceanos de saliva espesa,

nada se compara,

con un Sugus de cereza.
Qué feo ser perro -con este frío- y que venga otro perro con el ocico frío a olerte el culo.

domingo, julio 08, 2007

Nota 1: no sé qué problema existencial estará teniendo blogger, pero no puedo ponerle títulos a los posts.

Nota 2: si pudiera ponerle título a este post, sería: Notas.

Nota 3: títulos y géneros correspondientes de cosas que quisiera escribir si la inspiración llamara algún día a mi puerta.

"Oda al migral" - Oda (...)

"Otra vez me tocó la hoja de laurel en el canelón" - Cuento corto para adolescentes.

"Las liquidaciones de invierno" - Cantos gregorianos.

"¿Porqué no me habrá respondido mi mensaje de texto?" - Ringtone polifónico.

"Nunca me da bola el que yo quiero que me de bola" - Canción de protesta.

"Gracias, gracias a Marlboro" - Jingle

"¿Quién carajo se llevó mis llaves?" - Track hardcore.

"Estoy poco a poco perdiendo la memoria" - Pieza de blues o jazz.

"Mi vida es una mierda" - Carnavalito.



Apunto.

Y fuego.
Y yo esta mañana terminé de descifrar algo que me venía martillando la cabeza. Y es que toda mi vida estuve esperando algo grande, algo maravilloso. Reservé secretos y canciones para ese momento que supuse que a esta altura de mi vida estaría llegando. Pero no. Ni noticias del milagro. Y es esa circunstancia divina e impuntual la que me hace sentir que nada tiene sentido. Que toda mi vida fué, es y va a ser un ensayo de ese momento. Una sala de espera. Una fila interminable en la caja de un banco. ¿Me entendés?. No sé si es el amor de un hombre. Un éxito personal. Un encuentro fortuito con un ser fantástico. O qué. Pero tengo la impaciente sensación de que estuve equivocada. De que la vida es eso: esperar algo que nunca llega. Soñar en vano con un estado de gracia personal. Y crear universos imposibles. Maquetar ciudades que no existen. Hablar con personas que todavía no nacieron. O que ya murieron. O que nunca van a existir. Y esperar. Y esperar. Y seguir esperando. Y mientras tanto, buscar desafíos, relaciones y pequeñas satisfacciones para olvidarme de lo que quiero con el alma. Olvidarme de que lo que anhelo de manera infantil, caprichosa y hasta te diría que retrógrada, en verdad no existe, salvo en mi imaginación.

sábado, julio 07, 2007

Sonidos perro. El loquito de Juan y su pánico ante un plato de fideos con salsa. Amén Señor, amén. Después la serpiente emplumada con la que soñé hace un par de noches. Que me quería morder. Y me mordía. Que al principio parecía inofensiva, pero que no lo era. También limpiarme y el papel rojo. Y Jaime se quedó sin tierra. Y metió el robot bajo el agua. La vida inocente y pura de una criatura que se está gestando. Que nace y que va a morir. También Henry Miller y el nene que mató con una piedra. Y después salió corriendo. Y comió pan de centeno. Y muchas cosas, así. Muchas cosas. Después también la cicatriz en la boca. Y una con trastorno de personalidad que quiso meternos en una caja de cartón y archivarnos. For-ever. Hay cosas que no te cuento, darling. Entendeme. Y sigo. Mi taza con té de manzana. Maravilloso espectáculo cristalino. Cielo de invierno que se retuerce sobre el horizonte. También una procesión de escolares. Y cambia (¡por fin!) el recorrido del colectivo. Se pudren los azares de mi media naranja. Una mujer desnuda. Y de repente pienso en Hungría. Redepente. Y otravezmetocólahojadelaurelenelcanelón. Tengo miedo. Le tengo miedo a los dogos y a la soledad. Hay una nena que veo siempre en el colectivo que me produce un pánico indescriptible. Usa un sombrero de lana rosa y tiene una mirada perversa y maligna. Será niña asesina. Después también el viejo de los caramelos y su viudés. Y su soledad marchita. Y su ansiedad por hablar con alguien. Es desesperante. Triste. Desesperante.

Pero en términos generales, no pasó nada.

jueves, julio 05, 2007

Hoy

Hacer pis. Y el vientre se vacía. Se seca. Se hace de piedra.

La sensación es: ¿para qué quiero despertarme mañana si voy a vivir una burda repetición del día de hoy?.

Y nunca falta el pelotudo que alega: "¿y entonces para qué te vas a limpiar el culo si después te lo vas a volver a ensuciar?".

¿Sabés porqué pedazo de inútil subnormal?. Porque malgastar una vida es un crímen imperdonable. Y andar con el culo lleno de mierda, también.

miércoles, julio 04, 2007

Durmiendo con el enemigo

Reacciono tarde, como siempre. Y cuando me quedo sola, pensando, mi cabeza se convierte en un hervidero, en un caldo, en un brebaje asqueroso. Voy siendo testigo de mi bronca. La siento crecer y expandirse como un globo de helio, en tiempo real. Los argumentos nacen adentro mio. Las preguntas. Las respuestas. Todo el odio acumulado viaja de incógnito por mis vasos sanguíneos. Pienso en lo que voy a decir y en lo que voy a callar. Pienso en engranajes. Busco respuestas para lo que no hay respuestas y redacto en los espacios blancos de mi cabeza, preguntas filosas de acero al cromo. Y entonces siento como se me humedecen ligeramente los ojos. Es la impotencia. Tirar el monitor contra la ventana. Estampar una maceta contra el suelo. Dar un portazo. Pegarle una trompada a la pared. Pero nada de eso. La impotencia me deja mirando el monitor con cara de idiota.

La gente pasa como si nada y yo pensando en cómo vengarme lo más estratégicamente posible.

lunes, julio 02, 2007

¿Por qué no te vas un poquito a la mierda?

Pienso en decirle al primero que se me cruce.

Pasos

Va por vos

Tanto mi paciencia, como disco rígido, tienen un límite.

domingo, julio 01, 2007

Un dato curioso

Ayer estuve sonándome los mocos ininterrumpidamente durante 150 metros.

(a pie).
A menudo pienso en las personas que diseñan los crucigramas.

Ernesto Sábado

Se cae el sábado. Se desploma sobre una serie de cinco días. Como una consecuencia inevitable del almanaque. Como una necesidad del viernes. Como una premonición sistemática del domingo. Hay horas en los que se estanca: es sábado, es sábado, es sábado. Como si toda mi vida transcurriera en un sábado a la tarde. Y otras en los que pareciera precipitarse resacoso sobre el umbral del domingo. Sábado de instantes variables. Sábado de texturas livianas. Sábado perfumado con los olores de mi casa. Coloreados con los tonos del sol de invierno. Ocres. Sábados sepia. Sábados domésticos. Sábados que se pueden tocar. Acariciar. O incluso golpear contra los atriles grises de la rutina.

Sábados que se van y se pierden para siempre. Sábados que escatiman relevancia en mi memoria. Que se olvidan como se olvida una película mala. Un amor de verano. O una pelea estúpida.

Sábados como aumentos. Que me sacuden insistentes dejando al desnudo esa parte de la realidad que el resto de la semana, no quiero ver.