sábado, julio 21, 2007

Mi vida como una linea recta. Más perfectamente alineada sería imposible. Mi vida es un segmento de puntos alineados, de hormigas coloradas caminando por una constante. No hay máximos. No hay mínimos. No hay nada. Un único horizonte através del cual se divisan más hormigas coloradas caminando sumisas por su igualmente sumiso horizonte através del cual caminan más hormigas. Y más horizontes.

Limitaciones. Limitantes. Limitadores.

Dolor de vaso desfondado.

De espejos que juegan con mi reflejo.

Yo lloraba y cerraba los ojos. Me imaginé ejecutando la solución final. El exterminio. Y agachar la cabeza. Seguir soportando la humillación de ser una idiota. Una retrasada. La humillación. La vergüenza. El orgullo. El cocktail venenoso. Letal.

Mientras tanto yo decido secarme. Esperar a que mi piel se convierta en una pasa de uva. Jugar con la oscuridad de mis ojeras. Contar las manchas de mi piel. Llega el final que no llega nunca...que ¿cuándo llega?.

Y beber de a sorbos la decisión de actuar con transparencia. Aunque deje de creer. Aunque me sienta como la última colilla de un cenicero ediondo. Lo importante es que la decisión está tomada. Pero yo no la puedo digerir.

0 Delirios ajenos:

Publicar un comentario

<< Home