2014
Brindo por un 2014 en el que conocí gente espantosa.
Gente sin música en el alma con corazones adoquinados, petrificados, ultrahiperrecontraremil congelados a temperaturas tan bajas que limitan lo inimaginable, lo imposible.
Brindo por esas personas desagradables y nefastas. Por aquellas historias de locuras y tristezas que no facilitan la comprensión del abandono. A nosotros nos sigue sonando como una palabra en otro idioma.
Brindo por un 2014 que se termina. Se termina bien y se termina mal.
Brindo por las escrituras fallidas, las separaciones y los abogados. Brindo por Edith Piaf, los perros y el vino tinto. Las denuncias, las órdenes de restricción, Cecilia Roth y Dario Grandineti. Brindo por un cortado en jarrito, por escaleras infinitas, por una soledad más infinita todavía.
Algún día tiene que terminarse esta racha de locura autodestructiva.
Soy la cara del fracaso. Mirame. Mirame como estoy siendo la cara del fracaso. En este momento estoy siendo eso.
Brindo por el fracaso.
Brindo por aceptar la realidad lo más realmente posible. Brindo por ese desafío.
Brindo y mientras tanto deseo (casi con miedo) a que el 2015 sea un poquitito mejor.
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