viernes, enero 02, 2015

Cambio

Tomé coraje y escuché la canción y te juro que sentí un desgarro en el corazón, en la piel y en las uñas de las manos y de los pies. No lo pensé tanto, no tuve tiempo: la canción se reprodujo en mis oídos y no creí que fuera a doler tan profundo tan oseamente y la dejé fluir en mis auriculares (traicioneros auriculares). La canción trae las imágenes de un camino que zigzaguea un lago, el consultorio de un psicólogo y el mismo camino zigzagueante pero en auto. Su cara, sus ojos, pero sobre todo su mirada. Como me duele por favor...¿Así es como se siente que los recuerdos te retuerzan el alma?. Duele y mucho. Y los violines de la canción no hacen más que añadirle drama a esa sensación recurrente y desesperante de pensar en los momentos que no van a volver. Recuerdos que están cada vez más lejos en el tiempo pero más cerca en mi memoria. Quiero tocarlos y apenas los alcanzo con la yema de los dedos. Dientes de león que se escapan con el tiempo.