domingo, noviembre 11, 2012

Soy hartante. Y no me soporto.

Doña Flor

La última vez que la ví me contó que después de mucho debate interior había optado por tener dos maridos, ambos conviviendo en perfecta y saludable armonía. Uno era el hombre perfecto de propaganda de gillette: yerno perfecto, políglota, dentadura de piano, socialmente envidiable, futuro prometedor, sueldo importante, cantidad apropiada de vello púbico y una cantidad interminable (sin ser tampoco desmedida) de etcéteras. El otro, simplemente no.

Cajas

Cajas después de una mudanza. Una enorme cantidad de cajas de cartón repletas de cosas inútiles. ¿Dónde está el cortauñas? ¿Y el pelapapas?. El espíritu, el pasado, los recuerdos contenidos en cajas de aceite robadas de un supermercado. Aveces es una mala decisión otras veces la única, otras no es nunca la mejor. Caigo en un agujero negro con una caja de cartón en las manos. Y caigo intentando no escuchar el golpe a una montaña de cajas de cartón robadas de supermercados.