De carne y hueso
Que hacés perdiendo el tiempo a esta hora?. Como si hubiera un momento del día que fuera ideal para perder el tiempo...de hecho, si lo hubiera, ese sería la noche.
Que otra cosa aparte de extrañar se puede hacer de noche cuando se está así?. Dormir, resulta imposible. Comer, con el estómago hecho un nudo marinero es, aparte de repugnante, un motivo mas para alimentar la culpa. Estudiar, sería imposible leer mas de dos lineas sin pensar en lo impensable. Solamente escribir, pensar y esperar una señal de vida, o de muerte.
En estado agonizante como un enfermo, o mas bien un accidentado que recuerda su vida antes del impacto y se niega a volver a ella, por eso prefiere la cama de ese hospital vacío y sucio, que así y todo es mas cálido que la antigua cama fria.
O un barco al borde del naufragio, cuyo capitán permanece sentado frente al timón con la radio en la mano esperando una señal, una salvación, apenas un sonido que alimente la tan inalcanzable fé.
Un enfermo deprimido, un capitán desesperado...yo.
Así sintetizo mi situación, mi vida, algo afligida, compungida, desgarrada y por sobre todas las cosas exagerada.
No estoy con una gillete en la mano derecha (de hecho si la tuviera, no podría estar escribiendo), ni tengo un frasco de pastillas rosas al lado del teléfono.
Lo que odio fundamentalmente es haberme convertido en lo que nunca quise ser. Odio empesar la semana esperando algo. Odio sentirme confundida, agraviada, ofendida. Hay dios....me sobran los motivos. Pero que viva me siento.
Que otra cosa aparte de extrañar se puede hacer de noche cuando se está así?. Dormir, resulta imposible. Comer, con el estómago hecho un nudo marinero es, aparte de repugnante, un motivo mas para alimentar la culpa. Estudiar, sería imposible leer mas de dos lineas sin pensar en lo impensable. Solamente escribir, pensar y esperar una señal de vida, o de muerte.
En estado agonizante como un enfermo, o mas bien un accidentado que recuerda su vida antes del impacto y se niega a volver a ella, por eso prefiere la cama de ese hospital vacío y sucio, que así y todo es mas cálido que la antigua cama fria.
O un barco al borde del naufragio, cuyo capitán permanece sentado frente al timón con la radio en la mano esperando una señal, una salvación, apenas un sonido que alimente la tan inalcanzable fé.
Un enfermo deprimido, un capitán desesperado...yo.
Así sintetizo mi situación, mi vida, algo afligida, compungida, desgarrada y por sobre todas las cosas exagerada.
No estoy con una gillete en la mano derecha (de hecho si la tuviera, no podría estar escribiendo), ni tengo un frasco de pastillas rosas al lado del teléfono.
Lo que odio fundamentalmente es haberme convertido en lo que nunca quise ser. Odio empesar la semana esperando algo. Odio sentirme confundida, agraviada, ofendida. Hay dios....me sobran los motivos. Pero que viva me siento.