On the othe side. Say something on the other side.
Borracha, desparramada, ligeramente seducida por el encanto y la fascinación de leer un artículo sobre el aburrimiento, mientras me aburro y pienso, que estoy del otro lado. Se abren ventanas y salen como despresurizados fantasmas viejos que tienen encima siglos sucios con tierra y polvos de cal. Algunos mueren de cáncer, otros, que lograron sobrevivir a la selección natural siguen sus rutinas de rondas nocturnas y diarias, aemes, peemes.
On the other side.
¿Qué hago acá?. Y la misma expresión que encaja siempre, lamentablemente siempre encaja como la última pieza de un rompecabezas: no aprendo y no aprendí a vivir.
Y estoy borracha. Caliente.
Anoche perdía a un hijo. Y me daba cuenta después de varios días. Y entonces, cuando pienso en eso, se me cae un tocho de plomo en la cabeza. Y mi mala memoria...la puta madre. Mi memoria es un témpano de hielo al sol. Una revelación efímera, una buena idea del pasado, un juego que jugué mal. Mi mala memoria es el síntoma más arrebatador de mi enfermedad mental. Una epidemia fuera de control. Y eso es no haber aprendido a vivir, entre otras cosas.
On the other side.
Fumando espero al hombre que yo quiero.