"Hay algo en todo esto que no me termina de convencer"...digo en el más impuro de los silencios. Me hago la misteriosa y con los ojos entreabiertos y mirando la pared de reojo, repito: "hay algo en todo esto que no me termina de convencer". Y me acuerdo -casi automáticamente- de una idea que hace algún tiempo levita por encima -muy por encima- de mis pensamientos más triviales. La idea viene, se va, se prende, se apaga, titila, duda. La idea no se termina de convencer de mí. Por eso su fugacidad, tal vez. La idea tiene que ver con querer querer. ¿Realmente quiero lo que creo que quiero?. Si, todo bien, pero no es eso exactamente. La idea vendría a ser más como un ¿para qué quiero lo que quiero si de todas maneras lo voy a lamentar?. ¿Para qué quiero todas esas cosas si la gente algún día -indefectiblemente- se va a morir?. Si se van a morir los perros, los hijos, los maridos, los amigos, los árboles, los días. Si el futuro está repleto de fracasos. De obstáculos, de puterío aburrido y de liquidación.
La vida es hermosa. Está llena de maravillas. Los hijos, los perros, los maridos, los amigos, las flores...
NO, NO Y NO.
No me convence el sueño americano. Todos sufrimos y vamos a sufrir. Es...deprimente, pero es así.
La gente dice que los hijos te hacen sufrir pero que la alegría que te dan hace que el balance sea positivo. ¡Pero por el amor de Alá!. ¿Es que nadie se da cuenta?. ¿Porqué no podemos aspirar a una vida sin sufrimientos?.
- Somos humanos nena, eso no existe.
- Si, ya sé. Simplemente por eso es que pienso que la vida es una mierda. Aunque algunos autoconvencidos nos quieran hacer creer lo contrario.