¿Dónde está mi potus?.
Quizá un hombre con sombrero de paja. Quizá una reacción desesperada. Quizá el viento. Un perro, un gato, un pingüino. Pasan los días y yo sigo sin saber dónde está mi potus.
Ni las reflexiones ni los interrogatorios alcanzan: nadie lo vió partir. Quizá se perdió en la dimensión de mi olvido: nunca lo regué (pobre...).
¡Pero lo juro! ¡Juro que iba a comprarle una maceta decente!. Iba a transplantarlo con mucho amor e iba a regarlo periódicamente. Lo iba a dejar en la ventana para que fuera la envidia de todos los potus de la cuadra...
Pero...
ya no está.
Mi potus se ha ido.
Etiquetas: Basado en una historia real