¿Dónde está mi potus?.
Quizá un hombre con sombrero de paja. Quizá una reacción desesperada. Quizá el viento. Un perro, un gato, un pingüino. Pasan los días y yo sigo sin saber dónde está mi potus.
Ni las reflexiones ni los interrogatorios alcanzan: nadie lo vió partir. Quizá se perdió en la dimensión de mi olvido: nunca lo regué (pobre...).
¡Pero lo juro! ¡Juro que iba a comprarle una maceta decente!. Iba a transplantarlo con mucho amor e iba a regarlo periódicamente. Lo iba a dejar en la ventana para que fuera la envidia de todos los potus de la cuadra...
Pero...
ya no está.
Mi potus se ha ido.
Etiquetas: Basado en una historia real
3 Delirios ajenos:
Jajajaja!!!
El potus es muy delicado. Hay que cuidarlo mucho del frío Y del sol.
A mi se me murieron 4 :(
Recuerdo ese día como un día de mierda
Pero ¡¡¡Que hijo de Potus!!!
(Lo siento.. No me podría retirar de tu blog sin decir ese chiste inmundamente malo. Era como una asignatura pendiente)
Jajajajaja...bien dicho!!
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