viernes, enero 07, 2011

Colectivos

Nada me hace sentir más estúpida que ganarme la vida haciendo algo que no me gusta. Nada.

Bueno, si. Hay algo que me hace sentir un poco peor: no saber qué me gustaría hacer.

Estoy tirada en la cama y pienso que desde mi última crisis existencial hay algo fundamental que ha cambiado y es que ya no puedo pensar en términos de "yo" sino en términos de "nosotros" lo cual complica la situación pero también la hace menos insostenible.

Al yo final nunca me escapé. Pasaron los años y nunca me pude dar el lujo de tomarme un colectivo e irme a la mierda. Y hoy, todos los colectivos parecen haber pasado. Pero me queda una última oportunidad, un último bondi que espero desde hace tiempo. Hacé de cuenta que estoy en una garita, en el medio del centro un 31 de diciembre a las doce del mediodía, porque hace poco más de un año, alguien me prometió que me iba a pasar a buscar para llevarme a un lugar hermoso, fresco, limpio y sin gente. Y yo espero, espero, espero. Mientras la gente pasa y golpea con bolsas, con coches, con carteras. Y el esfuerzo se hace cada vez más insostenible porque el colectivo nunca pasa. Y también miedo. Porque puede pasar y el destino puede no ser el esperado. También puede ser peor.

Tengo mucho miedo y mucha angustia.