martes, enero 10, 2006

Bruja mala

Mis piernas se van a desvanecer, estoy cansada y tengo calor. El colectivo parece sacado de una película de terror (también sus tripulantes). Una señora muy pero muy bajita está sentada donde yo querría: fila individual, al lado de la ventana. A ella le entra demasiado aire para unos pulmones tan chiquititos, ami me falta. Tiene cara de bruja. Una nariz aguileña, el labio superior mal cocido y hundido para adentro, los pelos ofuscados con la vida: es una bruja. Intento levantarla con la mente, pero la vieja ni se inmuta. Transmición de pensamientos, ondas intercerebrales....nada. La puteo por dentro: vieja hija de mil puta, la concha de tu puta madre...me quiero sentar. Mi hermosa cartera de cuero está tan pesada que la cinta me muele el hombro: la tengo que llevar en la mano, junto con las demás bolsas que fuí adquiriendo a lo largo de mi extensa caminata por el centro. No doy mas. La miro fijo: tengo que producirle ganas de bajarse del colectivo. La miro, la miro y nada. La vieja sigue sentada respirando el aire impuro de la ciudad, y ami me falta. La vuelvo a putiar en silencio (ahora apretando fuertemente el boleto entre mis manos): vieja culiada y la puta madre que te re mil parió. Pienso el levantarla de una trompada (por suerte solo pasa por mi mente como una alternativa mas). Se sube una chica, se para un señor, se sienta la chica. Que bronca!, y yo hace mas de 40 minutos que estoy parada en este sauna involuntario del tercer mundo!. No es posible.
La vieja quizás esté pensando en que le va a cocinar a su marido esta noche: guiso de patas de cabra, con salsa de ojos de avestrúz. Yo en lo único que pienso es en como hacer para que levante su pesado culo del asiento: yo quiero ese asiento.
Estoy llegando a destino, sigo parada, haciendo equilibrio con las miles de bolsas y mi pesadísima cartera balanceandosé de un lado al otro.
Por fin se para un señor (oh angel que te has parado solo para que no muera deshidratada!) y me siento (mejor dicho: deposito mi cadavérico cuerpo en la butaca). Solo quedan 10 cuadras y la bruja sigue sentada mirando por la ventana. Y ni siquiera es conciente de cuanto la he putiado.

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