miércoles, octubre 26, 2005

El que negocia tablas en el ajedréz

Hay algo peor que equivocarse. Equivocarse siendo conciente de que se está cometiendo un error. Y normalmente las consecuencias son mucho peores. Porque existe un aditamento, y es el de la culpa y el arrepentimiento. Yo reconosco que esto me sucedió, hace poco menos de un año, y todavía pago las consencuencias. Y está en mi manos dejar de equivocarme en estado de conciencia, pero me resulta dificil. Hay errores que son dulces, que no son del todo un error, y este fué uno de ellos. Pero me sentí tan lastimada, que creo que prefiero tomar el toro por las astas y dejar de escupir al techo. No sé que le pasa, por que cada 3 semanas, o 1 mes, decide acordarse de mi y hacerme naufragar en un mar de dudas, yo ya no quiero dudar mas. Me costó darle un final a esta historia y el se propone confundirme cada fin de mes. Y todo esto me hace pensar que de alguna manera, debo haber dejado una huella, una sombra en el recuerdo de los días que estuvo conmigo, motivo que me sirve para rescatar algo de esa historia. Yo ya no quiero saber mas nada. Me aburrieron sus idas y venidas, su indesición, su falta de ganas de hacerme feliz. Y el error fué que siempre supe que era así, y me involucré haciendome la que no sabía nada, olvidandome de todo lo que había aprendido, de mis sueños, de mis ideales...y me costó caro. No tengo ganas de pagar ese precio, otra vez, cada mañana, cuando después de haber pasado una noche hermosa, espero como una Penélope que me escriba un paupérrimo mensaje de texto para hacerme saber querida, y pasa la mañana, pasa otra noche y no pasa nada. ''...me cansé del trajín de los Caínes y los Abeles, con lo que eso duele...''.

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