Mix de cosas en mi cabeza
Suena el teléfono. Es alguien que me avisa que se casa en diciembre.
Tengo un mensaje de texto en celular, es alguien que me pregunta que hago esta noche. Le respondo. Me responde. Le pregunto si quiere hacer algo conmigo esta noche. Jamás responde.
Salgo a la calle a fumar un cigarrillo. Mis amigos están adentro de un auto, a oscuras, no los veo. Me ven, freno. Fumo un cigarrillo, les cuento el porque de mi mal humor. Se van. Vuelvo a mi casa. Todo sigue igual que siempre, nada cambia.
Pienso en el final de mi blog. En una despedida, en revelar mi verdadera identidad, en decir mi nombre, en contar que estudio, donde trabajo. Revelar el nombre de mis amigos y de mis amores. Pero no puedo. Todavía lo necesito demasiado. No podría dejar de relaterme a mi misma lo que siento, lo que pienso. No tendría sentido, sin embargo, lo pienso.
Pienso muchas cosas que no tienen sentido. Pienso en círculos cerrados, en espirales infinitos que no conducen a nada. Pienso casi vertiginosamente, hasta llegar agitada a los límites de la locura.
Mientras tanto como frutillas con mandarina.
Mientras tanto otras personas comen frutillas y comen mandarinas. Y otros seres, en otros planetas, en otras dimensiones, balbucean palabras parecidas a frutillas y mandarinas. Y no significan lo mismo. Las palabras tienen el mismo sentido para casi todas las personas, pero para cada una representa algo distinto. Para mi, comer frutillas con mandarina es símbolo de soledad. Concretamente, cualquier palabra para mi, es símbolo de esa enfermedad que padesco ultimamente, digamos, estos ultimos 24 años.
Ya no quiero sentirme tan sola...ya no quiero vestirme a la moda...ya no quiero esta pena en mi corazón.
Si alguien pudiera venir desde el cielo, y arrancarme todas estas lágrimas que tengo colgadas de la naríz...pero nadie tiene el poder suficiente de ayudarme a descargar toda esta miseria contenida en minúsculas gotitas de agua salada. Si alguien pudiera venir, y dibujarme un sonrisa en la cara. Alguien a quien pudiera agradecer por hacerme feliz. Alguien cuyo objetivo sea hacerme feliz.
Ahora, y después de mucho tiempo, entiendo que nunca estuve sola por ser exigente. Solamente necesité alguien que me hiciera feliz, alguien se debe haber muerto hace varios millones de siglos, porque jamás nadie me habló de el...
Sigo comiendo enormes cucharadas de frutillas con mandarinas. Y me enveneno a mi misma con el sabor de tu boca. Mientras tus huesos tiritan por el frio de la noche. La luna de caramelo se esconde por entre las nubes, mientras la noche espía...
Después de todo, siempre me confundo. Como decía, siempre pienso en espirales infinitos. Y en cada nivel del espiral, una conclusión distinta y cada vez mas demente.
La insalubridad mental siempre fué un tema que me perturbó. No sé porque tengo tanto miedo de volverme loca. Cuando menos me dé cuenta voy a estar atada a una silla, pensando en como matar al hombrecito de guardapolvo blanco. Ese momento podría ser ahora. Yo podría estar escribiendo estas palabras desde un ciber café que encontré al escaparme del hospicio en el que me tenían internada. Y la policía me busca, me buscan los medios de comunicación. Porque soy una asecina peligrosa, y suponen cual es mi próxima víctima. En fin. Nada, un poco loca nada mas, nada que no le halla pasado a cualquier ser humano en esta tierra.
El otro día un amigo me preguntó que se sentía ser siempre la excepción de todo. Fué una excelente pregunta, por dos motivos. El primer motivo, fué que al hacerme esa pregunta, puedo afirmar que minimamente me conoce. El segundo motivo, es que me dejó pensando. Toda mi vida, traté de entender que se siente ser la excepeción de todo, de todas las reglas, de las costumbres, de todo... Nunca llegué a comprender bien de que se trata toda esta sensación de exclusividad. Es como ser famoso. Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Ser excéntrico hace que la gente te mire raro. Intentar que la gente no sé de cuenta de que sos excéntrico, hace que la gente te mire mas raro. Es cuestión de acostumbrarse a no poder compartir todo con todos. Es decir, la gente habla de catequesis, de la comunión, de padre nuestro, del ave maría, etc, etc y uno mucho no puede opinar porque no conoce. La gente habla de lo que es estar enamorado y tener novio/a y una mucho no puede opinar porque no tiene la mas puta idea de lo que significa estar enamorada. La personas normales hablan de temas normales. Cuentan chistes, hablan de otras personas normales, comentan lo que pasó en crónicas picantes y demás sandeses. Yo muchas veces intento parecerme a ellos, porque prefiero ocultarle a la sociedad de que no me interesa en lo mas mínimo lo que están diciendo. Aunque, honestamente, con esta clase de individuos, prefiero hablar de este tipo de cosas.
Sin embargo, estar rodeada de personas normales, que hablan de cosas normales, me hace sentir algo vacía. Una sensación de que me falta algo permanentemente. Un estar esperando que llegue alguien que me haga sentir completa. Es la parte del rompecabezas de dos fichas que me está faltando. Yo quiero pensar que es por eso que me siento sola. Porque no puede haber aparentemente una sola persona en el mundo que cumpla esos requisitos, y menos si esa persona en el mundo; es mi mejor amiga. No es una declaración de homosexualidad, ni nada parecido. Simplemente es una observación del estado general de mi vida. Una auditoría al paso de las personas que me rodean. Y si me hago inspectora?. No sé de que, pero inspectora de algo. JAJAJA, que asco.
Siguiendo, digo siguiendo porque acabo de ser gratamente interrumpida.
Ya me olvidé de todo. Bueno, creo esto es todo por hoy.
Hasta el próximo arrebato de locura.
Tengo un mensaje de texto en celular, es alguien que me pregunta que hago esta noche. Le respondo. Me responde. Le pregunto si quiere hacer algo conmigo esta noche. Jamás responde.
Salgo a la calle a fumar un cigarrillo. Mis amigos están adentro de un auto, a oscuras, no los veo. Me ven, freno. Fumo un cigarrillo, les cuento el porque de mi mal humor. Se van. Vuelvo a mi casa. Todo sigue igual que siempre, nada cambia.
Pienso en el final de mi blog. En una despedida, en revelar mi verdadera identidad, en decir mi nombre, en contar que estudio, donde trabajo. Revelar el nombre de mis amigos y de mis amores. Pero no puedo. Todavía lo necesito demasiado. No podría dejar de relaterme a mi misma lo que siento, lo que pienso. No tendría sentido, sin embargo, lo pienso.
Pienso muchas cosas que no tienen sentido. Pienso en círculos cerrados, en espirales infinitos que no conducen a nada. Pienso casi vertiginosamente, hasta llegar agitada a los límites de la locura.
Mientras tanto como frutillas con mandarina.
Mientras tanto otras personas comen frutillas y comen mandarinas. Y otros seres, en otros planetas, en otras dimensiones, balbucean palabras parecidas a frutillas y mandarinas. Y no significan lo mismo. Las palabras tienen el mismo sentido para casi todas las personas, pero para cada una representa algo distinto. Para mi, comer frutillas con mandarina es símbolo de soledad. Concretamente, cualquier palabra para mi, es símbolo de esa enfermedad que padesco ultimamente, digamos, estos ultimos 24 años.
Ya no quiero sentirme tan sola...ya no quiero vestirme a la moda...ya no quiero esta pena en mi corazón.
Si alguien pudiera venir desde el cielo, y arrancarme todas estas lágrimas que tengo colgadas de la naríz...pero nadie tiene el poder suficiente de ayudarme a descargar toda esta miseria contenida en minúsculas gotitas de agua salada. Si alguien pudiera venir, y dibujarme un sonrisa en la cara. Alguien a quien pudiera agradecer por hacerme feliz. Alguien cuyo objetivo sea hacerme feliz.
Ahora, y después de mucho tiempo, entiendo que nunca estuve sola por ser exigente. Solamente necesité alguien que me hiciera feliz, alguien se debe haber muerto hace varios millones de siglos, porque jamás nadie me habló de el...
Sigo comiendo enormes cucharadas de frutillas con mandarinas. Y me enveneno a mi misma con el sabor de tu boca. Mientras tus huesos tiritan por el frio de la noche. La luna de caramelo se esconde por entre las nubes, mientras la noche espía...
Después de todo, siempre me confundo. Como decía, siempre pienso en espirales infinitos. Y en cada nivel del espiral, una conclusión distinta y cada vez mas demente.
La insalubridad mental siempre fué un tema que me perturbó. No sé porque tengo tanto miedo de volverme loca. Cuando menos me dé cuenta voy a estar atada a una silla, pensando en como matar al hombrecito de guardapolvo blanco. Ese momento podría ser ahora. Yo podría estar escribiendo estas palabras desde un ciber café que encontré al escaparme del hospicio en el que me tenían internada. Y la policía me busca, me buscan los medios de comunicación. Porque soy una asecina peligrosa, y suponen cual es mi próxima víctima. En fin. Nada, un poco loca nada mas, nada que no le halla pasado a cualquier ser humano en esta tierra.
El otro día un amigo me preguntó que se sentía ser siempre la excepción de todo. Fué una excelente pregunta, por dos motivos. El primer motivo, fué que al hacerme esa pregunta, puedo afirmar que minimamente me conoce. El segundo motivo, es que me dejó pensando. Toda mi vida, traté de entender que se siente ser la excepeción de todo, de todas las reglas, de las costumbres, de todo... Nunca llegué a comprender bien de que se trata toda esta sensación de exclusividad. Es como ser famoso. Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Ser excéntrico hace que la gente te mire raro. Intentar que la gente no sé de cuenta de que sos excéntrico, hace que la gente te mire mas raro. Es cuestión de acostumbrarse a no poder compartir todo con todos. Es decir, la gente habla de catequesis, de la comunión, de padre nuestro, del ave maría, etc, etc y uno mucho no puede opinar porque no conoce. La gente habla de lo que es estar enamorado y tener novio/a y una mucho no puede opinar porque no tiene la mas puta idea de lo que significa estar enamorada. La personas normales hablan de temas normales. Cuentan chistes, hablan de otras personas normales, comentan lo que pasó en crónicas picantes y demás sandeses. Yo muchas veces intento parecerme a ellos, porque prefiero ocultarle a la sociedad de que no me interesa en lo mas mínimo lo que están diciendo. Aunque, honestamente, con esta clase de individuos, prefiero hablar de este tipo de cosas.
Sin embargo, estar rodeada de personas normales, que hablan de cosas normales, me hace sentir algo vacía. Una sensación de que me falta algo permanentemente. Un estar esperando que llegue alguien que me haga sentir completa. Es la parte del rompecabezas de dos fichas que me está faltando. Yo quiero pensar que es por eso que me siento sola. Porque no puede haber aparentemente una sola persona en el mundo que cumpla esos requisitos, y menos si esa persona en el mundo; es mi mejor amiga. No es una declaración de homosexualidad, ni nada parecido. Simplemente es una observación del estado general de mi vida. Una auditoría al paso de las personas que me rodean. Y si me hago inspectora?. No sé de que, pero inspectora de algo. JAJAJA, que asco.
Siguiendo, digo siguiendo porque acabo de ser gratamente interrumpida.
Ya me olvidé de todo. Bueno, creo esto es todo por hoy.
Hasta el próximo arrebato de locura.
1 Delirios ajenos:
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