sábado, agosto 20, 2005

Sábado, 10 de la mañana de un día común

Los trataba con actitud de culpa, como pidiendoles perdón por haberlos traído al mundo. Pero no ténía la suficiente fuerza para soportarlo, por eso aveces se olvidaba y su actitud era la de una madre indiferente.

Se busca una visión global de las cosas, que escondida en algún lugar espera ser encontrada. Y dicen, los ecos de las voces palabras de arcilla y almidón. Caen como piedras desde un cielo azul y blanco estas palabras que duelen, me desaniman, me congestionan el alma. Y me aturden mas las voces que los gritos. Desemboco triste en un río y la calma se hace eterna, demasiado eterna e infinita. Palpitan los corazones débiles, después de una caída atrós y resucitan los cuerpos alados de la imaginación, que sucumben ante los vientos de las risas. Apenas un milímetro cúbico de aire, tan solo eso. Veo en tus ojos dos enormes paredes, dos muros gigantes, impenetrables. Tan herméticos como oscuros. Me dá miedo. Tu locura se vuelve mas y mas ardiente cada día, cada minuto tu`psicosis sentimental es mas peligrosa. Te dejo, me voy. Me están hechando.

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