viernes, septiembre 16, 2005

Los colores del invierno

Rueda lentamente, se cae al piso y estalla en mil pedazos. La vida se termina en cada pedazo, en cada ruina. Y los escombros de la ilusión van a parar a un enorme recipiente de desechos.

Aprieto las uñas sobre el plástico, porque me permite retener las ganas de llorar. Y lo que ya no está, no se fué, se transformó en una bola de ausencias. El abandono se repite cada vez con mayor intensidad. Y los huesos calados por el frio, envejecen y se desvanecen. El polvo inunda una habitación. Mientras tanto el lúgubre aire del invierno contrae las ideas y todo duele un poco mas. Cada grado, cada disminución en la temperatura mi cuerpo se adolece mas y mas. Parece un frio de nunca terminar, un escala infitamente despiadada. La noche abunda en si misma. El silencio se transforma en un enemigo y los gatos en los aliados de la noche. Nada parece tener sentido alguno, viendolo desde un sótano oscuro y frio. Los espejos están completamente vacíos..las paredes dibujan con la humedad los recuerdos de otros tiempos, pero de este siglo...
Es todo tan sombrío y gris...porque los colores emigraron a otras vidas, se fueron..nunca se quedan por mucho tiempo. Permanecen exactamente el mismo tiempo que yo tarde en distinguirlos, en amarlos. Los colores se fugan a otras dimensiones, dejan estelas...son fugaces bandidos del otoño. Y nunca se quedan para siempre...

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