sábado, julio 09, 2005

Y nada...

¨...y si te vas, me voy por los tejados como un gato sin dueño, perdido en el pañuelo de amargura que empaña sin mancharla tu hermosura...¨. Que pedazo de canción. Una maravilla.

Hoy también respiro aires de nostalgia. Apenas, un olor amargo, pero suave. Un ruido de motor, que explota, que acelera, y que se va..
Y todo parece tan inalcansablemente lejano, es tan raro haber vivido en los zapatos de otra.
No es la tristeza de haber perdido a alguien, sino de que ese alguien nunca halla existido.

¨...porque una casa sin tí es una oficina, un teléfono ardiendo en la cabina...¨

Es un nudo en la garganta, que nunca se desató. Un secreto, un misterio, el silencio del que no sabe arriesgar. La miseria del pobre, del que no tiene nada para compartir. De la música a la luz de los faroles de una calle a media luz.
De una silla, un mantel, de las cosas que nunca fueron y que nunca van a ser. De todo lo que fué de manera natural y oblicua. De las noches que nunca envejecieron. Del calor, los mosquitos, del parque que refugia a los desamparados.
Mas hallá de las mentiras, de la necesidad innesaria de engañar. Después de haber conocido una de las puntas de la mesa. Y de no saber quien soy, por no saber quien es. De descubrir identidades ocultas. Dibujadas con lápiz sobre un boleto de colectivo. Porque el cemento, los postes, las plazas, todo me conduce a lo mismo. Como casi siempre. Porque los ruidos, tienen un solo origen. Y las noches se desvelan esperandome. No es nada mas que un angustia sutil y pasajera. Una cuestión hormonal y austera, que nada tiene que ver con las....bueno, con eso.

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