domingo, mayo 29, 2005

Edificio

No se ve absolutamente nada. Solo escucho los pasos de alguien que sube apresuradamente las escaleras, toca la puerta de un departamento y los pasos se pierden en su interior. Seguido a eso, escucho el ruido de las poleas del ascensor. No veo nada, y cada vez veo menos. Ni siquiera sé donde estoy, no puedo verme las palmas de las manos.
¨...Todo se ha convertido en un enorme basural de patógenos recuerdos...¨ pienso mientras espero que se haga el día.
Escucho voces...se alejan...vienen desde alguno de los pisos de abajo: ¨solo sé que no estoy en el sótano...¨ pienso, después de sentir el silencio otra vez invadirme el alma.
Milagrosamente, la noche me abandona. El día viene a rescatarme. El día es como un soldado salvador. Y yo, prisionera de mi propia mente, me recuesto sobre sus hombros y me duermo. Salgo a la calle, la gente siempre apurada a la oficina, el diario del día siempre el mas importante. La mañana, me devuelve el aire que me quitó la noche. Y entonces, intento olvidar los pasos, el ascensor, las escaleras, y me pierdo entre la gente que va como manadas por las veredas.

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