miércoles, agosto 04, 2004

Mi amigo nuevo

Hoy me compré el pantalón mas rídiculo de la historia de los pantalones que hubo alguna vez en mi placard. No es que sea fea la tela, ni es feo el color, tampoco tiene estampados estravagantes (no tiene ninguno, en realidad), ni tiene pretenciosos bordados de colores. No señores, lo que tiene es un corte espantoso. En la calle sentía que la gente me miraba raro (y eso que hay cada cosa mas rara para mirar en la calle), primero miraban mi pantalón, después la albondiga que me quedó en la cabeza y después.... no sé, porque seguramente me dí vuelta con total y forzada indiferencia.
Para empesar es muchísimo mas grande de lo que debería ser para que me quede ajustado, segundo el largo del tiro no tiene nada que ver con las dimensiones humanas ni con el resto del pantalón, tercero las botamangas parecen sacadas de esas bombachas de gaucho que saben usar los gauchos, obviamente.
Sin embargo ami me encanta, y no sé porque. Aunque me costó decidirme entre el y su hermano menor.
Con respecto al tema de la elección, si Consuelo estuviera acá conmigo (buaa), seguramente me diría lo siguiente:
¨ ...viste que no siempre las cosas te gustan desde el principio???, al principio mucho no te gustaba y al final ahora te encanta, viste????? ¨
UFFF, la verdad que se ha puesto un poco densa con el tema de que tengo que conocer antes de decidir. Todo esto viene relacionado con el tema, el gran tema, la gran incógnita de todas las mujeres: LOS HOMBRES.
La relación con los pantalones (y la ropa en general) es de alguna manera parecida a la que uno tiene con las personas. Apenas los ves, sabés que no van a estar con vos toda la vida, aunque algunos van a durar mas que otros.
Sabés con cuales de tus anteriores amigos se va a llevar bien y con cuales no.
Y a medida que los vas conociendo, te das cuenta de algunos defectitos o alguna hilacha suelta....( menos mal que existen los dobles sentidos!!!).
Por ejemplo, después de haber paseado muy oronda con mi pantalón nuevo por el centro, me subí al colectivo. Cuando puse el pié en el primer escalón, sentí un aire fresco ingresando por los mas recónditos recovecos del cuerpo humano (o bien, la raya del orto), y supe que ese pantalón es análogo al tipo de personas que no te pueden ver ascender sin mostrarle a los demás lo peor de vos (risas cómplices conmigo misma).


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