Palabras + Palabras -
Se ve que todos los escritores de blog andan muy ocupados en sus vidas aparte, nadie ha actualizado en estos ultimos días...
Entro a mi casa, tengo mucho calor, estoy cansada y me duele la cabeza (porque todas las preocupaciones juntas hacen presión contra las paredes de mi cráneo). Me saco la ropa del día, me pongo un short (en realidad lo que mas quiero es sacarme el corpiño y la cabeza, sin embargo, sigo con ambas cosas puestas). Entro a la cocina: mi mamá y mi papá viendo tele. Abro la heladera, no me apetece nada en realidad. Estoy esperando que alguno de los dos advierta que estoy ahí y aprovechen ese minúsculo espacio en el tiempo para preguntarme todo lo que tengan para preguntarme. Siguen hablando. Perdieron su oportunidad. Me vengo a la computadora, me siento, reviso mails y blogs no actualizados. Los escucho murmurar (es obvio que hablan de mi). Mi mamá se acerca reprochandomé mi comportamiento: que no me comporto como una persona normal, que no les hablo, que no les cuento nada, que tengo que cambiar. Ellos tienen que entender que yo les dí 5 oportunidades, 5 segundos para preguntarme, para interrogarme, para hacerme sentir una idiota. No lo aprovecharon: adios, ha sido un gusto estar frente a la puerta de la heladera esperando que me hablaran. Hasta la próxima.
Yo quizás debería entender (así como ellos deben entenderme ami) que no reaccionen como yo espero. Que si mi papá me calla ami, para escuchar a un político estúpido hablando por la televisión, yo me la tengo que aguantar. Y si mi mamá usa todo lo que yo le cuento, en mi contra; que sé yo, quizás se supone que yo lo tengo que entender...
Entro a mi casa, tengo mucho calor, estoy cansada y me duele la cabeza (porque todas las preocupaciones juntas hacen presión contra las paredes de mi cráneo). Me saco la ropa del día, me pongo un short (en realidad lo que mas quiero es sacarme el corpiño y la cabeza, sin embargo, sigo con ambas cosas puestas). Entro a la cocina: mi mamá y mi papá viendo tele. Abro la heladera, no me apetece nada en realidad. Estoy esperando que alguno de los dos advierta que estoy ahí y aprovechen ese minúsculo espacio en el tiempo para preguntarme todo lo que tengan para preguntarme. Siguen hablando. Perdieron su oportunidad. Me vengo a la computadora, me siento, reviso mails y blogs no actualizados. Los escucho murmurar (es obvio que hablan de mi). Mi mamá se acerca reprochandomé mi comportamiento: que no me comporto como una persona normal, que no les hablo, que no les cuento nada, que tengo que cambiar. Ellos tienen que entender que yo les dí 5 oportunidades, 5 segundos para preguntarme, para interrogarme, para hacerme sentir una idiota. No lo aprovecharon: adios, ha sido un gusto estar frente a la puerta de la heladera esperando que me hablaran. Hasta la próxima.
Yo quizás debería entender (así como ellos deben entenderme ami) que no reaccionen como yo espero. Que si mi papá me calla ami, para escuchar a un político estúpido hablando por la televisión, yo me la tengo que aguantar. Y si mi mamá usa todo lo que yo le cuento, en mi contra; que sé yo, quizás se supone que yo lo tengo que entender...
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