viernes, diciembre 23, 2005

Ni H ni E

Hay mucha gente ingeniosa, mucha gente que hace comentarios agudos y todos se quedan con la boca abierta. Hay muchas personas lindas, y también hay muchas personas con dotes para hacer sociales. Muchas personas que son buenas, que hacen obras de bien todos los días. Ahora yo digo....¿porque carajo yo no puedo pertenecer a ninguna de estas clases sociales?.

Mi naríz se ha convertido en un gigantesco depósito de mocos secos. Yo no sé en que momento se vuelven a regenerar. Y no solo eso, aparte de regenerarse tienen que secarse y pegarse en mis debilitadas paredes nasales. Y todo esto sucede aproximadamente cada una hora.

Hay....sniff...no conosco al hombre de mi vida....snifff...nunca me voy a enamorar...snifff yo nunca voy a ser feliz...sniff..sniff y sniff. Me chupa todo un huevo. Y no un ovario, UN HUEVO.

Quería escribir un montón de cosas, pero se ve que algo de presión debo sentir estando frente al monitor por que no se me viene nada a la cabeza. (la dislexia me hace perder muchísimo tiempo).

La plata debería ser considerada en la tabla períodica como un fluído. Pero no el metal, la plata: la plata que uno cobra, la que uno gasta, la que uno no ahorra, la que quiere ahorrar. A esa plata me refiero. ¿Cómo es posible que se me escapae de tal manera?. ¿Cómo puede ser que halla salido con 200$ de mi casa y halla vuelto con 14$?. ODIO LA PLATA, QUIERO SER INFINITAMENTE RICA Y HACER LO QUE SE ME CANTEN LAS PELOTAS.

Y llega la noche y hago cuentas, anoto en los papelitos, cuanto saqué, cuanto tenía, la descripción detallada de los artículos que compré. Sumo, resto, multiplico, saco la raíz cuadrada, multiplico por e a la x, y finalmente, los arqueos de caja tienen la razón: me gasté todo.

Y cuando deposito las 750 bolsas encima de mi cama, las miro, y me pregunto si en marzo voy a poder viajar a Buenos Aires a verlo a Joaquinito. Y pienso si todas las boludeces que me compré valen mas que escucharlo cantar ''peces de ciudad''. Y sueño con ese momento, todos los días.

Y también aveces pienso en los personajes que me gustarían para escribir un cuento. Va, serían muchos cuentos. Todos cortitos y retorcidos. Con personajes bien descriptos, de esos que cuando los leés, podés imaginarte hasta las voces que deben tener. Que se visten con sobretodos y camisas roñosas. Como el cuento del capote.

Ayer, cuando salí de compras en la infernal tarde del verano cordobés, sufrí de varias alteraciones de personalidad. Lo voy a resumir así quien se atreva a leer esto se evita tener que analizarlo por su propia cuenta.

Como no tengo personalidad, no sé quien soy
como no sé quien soy, no sé con que ropa me siento mas identificada.
Como no sé con que ropa me siento mas identificada, hice la boludéz que hice ayer. Imaginensé a una mujer, hermosa como yo, con una sola bolsa, que estaba adentro de otra, y ésta adentro de otra, y así sucesivamente hasta 10. Caminando por una peatonal atestada de gente, respirando vapor de agua, con un calor de horno industrial. ¿Se imaginan?. Bueno, ahora imaginensé a esta damita, vacilando entre: el negocio hippie, para el cual había que cruzar la calle y el negocio de ropa electrónica que estaba en la dirección opuesta. Imaginensé, imaginensé a una pelotuda, que llegaba a la esquina y se volvía. Llegaba a la galería donde estaba el negocio de ropa electrónica, y lo miraba desde afuera. Y de vuelta a la esquina, y de vuelta a la galería. Y así por aproximadamente 10 minutos. Moviéndome como un péndulo entre la puta indesición y mis problemas de personalidad. Finalmente, fuí al negocio de ropa electrónica. Y me compré una remerita que no es ni electrónica, ni hippie, ni clásica, ni budista, ni piquetera, ni nada.

0 Delirios ajenos:

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