Semana Santa del ORTO!!!
Así estoy, sinusoidando por la vida. De altos a bajos, de bajos a altos. Sin puntos medios, pasandome de largo los punto de inflexión como si no existieran.
Y en esta serie de toboganes me encuentro mirando para abajo (con vértigo) y mirando para arriba (con ansiedad). Es como esos sueños recurrentes que tengo de vez en cuando, en los que estoy en una ruta tan sinuosa que siento ganas de vomitar permanentemente.
No hay palabras para describir como me siento. No por estar mis sentimientos alojados en algún extremo profundo y bajo. Sino, porque no me siento tan mal como para estar deprimida, ni tan bien como para sentirme feliz de todo lo que me pasa. A esto se le debe añadir, mi humor ciclotímico e inesperado. Es una sensación bastante rara.
Esta mañana me desperté y la información de mi base de datos me dió tiempo de sentir ese alivio de no sentir material mental. Me desperté contenta, aunque sentía que iba a durar poco. Una remera roja se iba y se venía de mis recuerdos, hasta que la capturé. Le puse una cabeza, un cuerpo, lo situé en una vereda de Nueva Córdoba y ahí estaba él. Preguntandome indiferente si estaba enojada. Diciendome con apuro: bueno, después charlamos. Y yo, sientiendome mas fuerte por haber podido tener un par de respaldos masculinos.
Realmente esta situación es patética. Toda esta pendejada me rompe soberanamente las pelotas, por eso siempre me gustaron los viejis. Son inmaduros también, pero no con estas pendejadas.
Ahora no sé que hacer. No sé para donde arrancar. Me siento parada en el centro de una rotonda, sin saber cual camino tomar para llegar a ese lugar que no sé ni como es ni donde queda (ni si quiero ir).
Esta incertidumbre ya me cansó. No puedo sacrificarme sin saber para que lo hago. No voy a sembrar para que otros cosechen. NO.
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