Ni 19 días ni 500 noches
No había alcanzado a pasar el tiempo que estipulé, iba a cantar la canción de las noches perdidas 500 veces. Pero 487 noches antes, todo volvió (por suerte) a la normalidad, esa normalidad plagada de incertidumbre y misterio, que tanto ha logrado tranquilizarme, por paradójico que suene.
Como si nada hubiera sucedido, nos perdonamos en silencio y cantamos algunas canciones y nos reimos un rato. Después, y con la puerta del auto en la mano, me preguntó si era cierto que me iba. Tenía los ojitos tristes, cuando le respondí que ¨si, me iba¨. Pero volvés el lunes, me preguntó. Si, vuelvo el lunes, dije en tono tranquilizador.
Después y mientras estaba allá, me bombardeó a mensajes. Sus mensajes nunca me molestan, no me cansan, siempre son bienvenidos, siempre. Por eso lo considero especial, por eso que produce en mi, que, sin atreverme a decir que ¨nadie¨, podría decir por lo menos, que ¨muy pocos¨ lo lograron.
Escribo todo esto porque necesito testimonios, por las dudas no vuelva a querer a alguien.
Como si nada hubiera sucedido, nos perdonamos en silencio y cantamos algunas canciones y nos reimos un rato. Después, y con la puerta del auto en la mano, me preguntó si era cierto que me iba. Tenía los ojitos tristes, cuando le respondí que ¨si, me iba¨. Pero volvés el lunes, me preguntó. Si, vuelvo el lunes, dije en tono tranquilizador.
Después y mientras estaba allá, me bombardeó a mensajes. Sus mensajes nunca me molestan, no me cansan, siempre son bienvenidos, siempre. Por eso lo considero especial, por eso que produce en mi, que, sin atreverme a decir que ¨nadie¨, podría decir por lo menos, que ¨muy pocos¨ lo lograron.
Escribo todo esto porque necesito testimonios, por las dudas no vuelva a querer a alguien.
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