Las crisis, la cuerda, de todo un poco....
Cuando estoy en crisis, suelo perder la noción del tiempo. Las agujas del reloj, se atrasan y se adelantan como vueltas locas. Las hojas de los almanaques se vuelan por las ventanas, y aterrizan en los charcos de las veredas.
Cuando estoy en crisis, me templo. Escucho mi corazón latir como detrás de una pared, y los ecos retumban mientras me atormenta la idea de tener que seguir viviendo.
Cuando estoy en crisis, me gusta mirarme al espejo mientras lloro. Ver los pájaros en las plazas y sentir que siempre van a haber pájaros en las plazas. Me gusta ver el atardecer y sentir el aire cálido de la tarde.
Cuando estoy, así, como en crisis, exploto como una bomba de tiempo programada para matar, cada 10 minutos. Soy la granada que a todos toma por sorpresa.
Si me siento así, normalmente es porque alguien me está metiendo el dedo en la llaga. Porque alguien me quiere matar mientras me está viendo morir. Porque algo se desvió del camino que imaginé, porque hay olor a fracaso y a velorio.
Porque el vapor empañó los espejos y no me puedo mirar, porque me miro y no sé quien soy.
Cuando me siento así, no hay nada mas gratificante que soñar que no poseo materia. Que no tengo peso, ni alma, ni nada. Despertarme a la mañana sin conocimiento, ni información. Con la base de datos completamente vacía.
Es porque estoy así, que suelo sentir esos segundos de gloria con el agua hirviendome la piel, cuando me enrosco, me cierro, me agarro, como una araña cuando junta las patas para morirse entera.
Si quiero estar así, es porque no hay compañía mejor para reflexionar que un cigarrillo. Porque no hay alivio mejor que el que ofrece una hoja en blanco. Ni oidos mas atentos que los propios.
Vuelvo a este estado, una vez mas, después de tanto tiempo. Otra vez a mezclarme, a batir todos mis asuntos en la licuadora de mi cabeza. Y saco conclusiones bastardas, sin fundamentos y egoistas. Casi siempre, egoistas.
En el intento de adelantarme, cruzo corriendo un callejón sin salida y me encuentro siempre intentando pasar por donde no se puede. Y habiendo perdido de vista otros asuntos mas importante que perdí en el camino. Tan ansiosa, que no pierdo tiempo en detalles.
Ya no sé si te quiero. En realidad nunca lo supe. Esta fulana se ahogó en un mar de incertidumbre y no va a correr el riesgo de naufragar otra vez en el mismo barco.
Ya no quiero respirar un aire lleno de interrogantes, de suspenso y de mentira.
Esta ciudad, que nos vió de noche no nos reconoce de día. Esta ciudad está envenenada con tus besos y yo me intoxico de solo recorrer esos lugares.
Y es que ninguno sabe cual es el lazo que no une, la cuerda que no afloja y que se mantiene tensa y a punto de cortarse, pero que no afloja.
Cuando estoy en crisis, me templo. Escucho mi corazón latir como detrás de una pared, y los ecos retumban mientras me atormenta la idea de tener que seguir viviendo.
Cuando estoy en crisis, me gusta mirarme al espejo mientras lloro. Ver los pájaros en las plazas y sentir que siempre van a haber pájaros en las plazas. Me gusta ver el atardecer y sentir el aire cálido de la tarde.
Cuando estoy, así, como en crisis, exploto como una bomba de tiempo programada para matar, cada 10 minutos. Soy la granada que a todos toma por sorpresa.
Si me siento así, normalmente es porque alguien me está metiendo el dedo en la llaga. Porque alguien me quiere matar mientras me está viendo morir. Porque algo se desvió del camino que imaginé, porque hay olor a fracaso y a velorio.
Porque el vapor empañó los espejos y no me puedo mirar, porque me miro y no sé quien soy.
Cuando me siento así, no hay nada mas gratificante que soñar que no poseo materia. Que no tengo peso, ni alma, ni nada. Despertarme a la mañana sin conocimiento, ni información. Con la base de datos completamente vacía.
Es porque estoy así, que suelo sentir esos segundos de gloria con el agua hirviendome la piel, cuando me enrosco, me cierro, me agarro, como una araña cuando junta las patas para morirse entera.
Si quiero estar así, es porque no hay compañía mejor para reflexionar que un cigarrillo. Porque no hay alivio mejor que el que ofrece una hoja en blanco. Ni oidos mas atentos que los propios.
Vuelvo a este estado, una vez mas, después de tanto tiempo. Otra vez a mezclarme, a batir todos mis asuntos en la licuadora de mi cabeza. Y saco conclusiones bastardas, sin fundamentos y egoistas. Casi siempre, egoistas.
En el intento de adelantarme, cruzo corriendo un callejón sin salida y me encuentro siempre intentando pasar por donde no se puede. Y habiendo perdido de vista otros asuntos mas importante que perdí en el camino. Tan ansiosa, que no pierdo tiempo en detalles.
Ya no sé si te quiero. En realidad nunca lo supe. Esta fulana se ahogó en un mar de incertidumbre y no va a correr el riesgo de naufragar otra vez en el mismo barco.
Ya no quiero respirar un aire lleno de interrogantes, de suspenso y de mentira.
Esta ciudad, que nos vió de noche no nos reconoce de día. Esta ciudad está envenenada con tus besos y yo me intoxico de solo recorrer esos lugares.
Y es que ninguno sabe cual es el lazo que no une, la cuerda que no afloja y que se mantiene tensa y a punto de cortarse, pero que no afloja.
0 Delirios ajenos:
Publicar un comentario
<< Home