viernes, mayo 13, 2005

Sin ruidos y sin nueces

De repente tengo la sensación de querer pasar por encima de los postes de alumbrado público, a la velocidad de la luz y sin ningún tipo de equipaje.
De caminar haciendo equilibrio por los cables, molestando a las palomas.
De repente me vienen aires de maldita ansiedad, de escuchar su voz, de odiarlo. De que pueda sentir la misma ansiedad que siento yo.
Aveces, como en este momento, quisiera ser del viento. Pertenecer al aire que circula por las calles, hoy frias y mojadas. De no volver nunca a ningún lado, ni irme para siempre. Quiero evitar las despedidas, la angustia y el dolor. Ser mas canalla de día y palpitar esta canción. Alcanzar los precipicios, desde las fronteras aguerridas y no volver nunca al lugar de las caídas.
Escribo para no escribirle, canto para no cantarle, para saciar esta ansiedad de comunicarme con él. Dios, no sabía que lo quería tanto. Hoy viví en el mismísimo infierno, que estuvo por primera vez poblado de bichos, basura y gente mala. Un infierno raramente húmedo, gris y silencioso. Triste, tan triste para mi como una tumba, como un muerto.
Esto no es una canción, no es nada. Es un tacho de basura donde puedo tirar estas palabras que no le corresponden a nadie. Que nadie nunca las leerá.
Dios, me siento triste y desanimada, no tengo ganas de estar bien.
Se cruzan, se interceptan, se vuelven a cruzar. Dos lines discontinuas que se unen en un punto y se desunen en otro. Nunca paralelas ni uniformes...opacas, sombrías y taciturnas. Dos lineas que viven en las penumbras, de un amor desolado, sin futuro, sin pasado, sin sabor ni melodía. De tristes cortesías, vivió durante algunos meses, un amor reseco, cansado, sin ruídos y sin nueces.

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