...en situaciones ridículas.

Me encanta.

Bueno, en realidad no sé si me encanta. Me limito a decirte que estoy resignada a que suceda, y nada más.

Si, aveces me rio.

¡Es que...es gracioso!.

Por ejemplo imaginarme a ciertas personas haciendo gestos de otras o poco usuales en ellas.

Pero lo más extraño es esto que te voy a contar y que nunca le conté a nadie:

A MENUDO ME IMAGINO A LOS HOMBRES QUE CONOZCO TRANSVESTIDOS COMO MUJERES.

Pero no es intencional. Pasa. Es espontáneo e impredecible. Me pasa, mínimo desde los 13 años. Me pasaba con los chicos que me gustaban, con mis hermanos, con mis amigos.

Es estar pensando en comprar cospeles y de repente ¡ZAZ! ¡El turko con pelo largo y la trucha roja como un pimiento!.

El escenario de fondo es siempre el mismo: una galería de mala muerte de la Colón.

Si, ya sé.

Es raro.

Justamente por eso siempre me limité a reirme y a guardarlo en secreto.