En este sencillo - pero no por eso menos emotivo - acto, le declaro formalmente la guerra a las cucarachas.
Apártense de mi, malditos soretes urbanos con patas, que llevo el Rayd conmigo donde quiera que vaya.
Apártense de mi, malditos soretes urbanos con patas, que llevo el Rayd conmigo donde quiera que vaya.
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