martes, abril 18, 2006

Gemelas

Por aquellas épocas eramos las dos altas, flacas, esbeltas. De pelo rojizo y ondulado. No éramos indiferentes ante la mirada de nadie. Eramos tan parecidas que algunos sentenciaban un lazo de sangre entre nosotras: decían que éramos hermanas.

Un día algo empezó a funcionar mal. Yo me convertí en la gemela malvada. Envidiosa, egoísta, competitiva.

A ella la querían todos. Era tan hermosa y tan buena que nadie podía resistirse a su encanto.

Los años pasaron para las dos, ella triunfó en su vida: yo no.

Yo estoy encadenada a una pared. Como ojos de pescado que me traen en un taperware. Y de vez en cuando espío por la ventana.

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