domingo, marzo 05, 2006

Preguntas tontas y canciones lindas

¿Acaso tengo cara de saberme el nombre de todas las calles y el recorrido de todos los colectivos que transitan mi ciudad?.
La respuesta es obvia: no.
¿Entonces por que todas las personas tienen que interrumpirme mis minutos escasos de pensamientos y reflexión para preguntarme cosas que no sé?.
La situación es siempre la misma: alguien me mira y mueve la boca como queriendo decirme algo. Me saco los auriculares, con mi mirada intento transmitirle a la persona dos cosas: una, no le escuché por que tenía los auriculares puestos, dos...habiendo tantas personas en el mundo ¿era realmente necesario preguntarme eso ami?. Entonces hacen la pregunta y ponen cara de: no sabía que estabas escuchando música. Y normalmente respondo: no, no sé donde queda o no, no sé por donde va. Me doy media vuelta y trato de reconstruir la imagen que venía elaborando en mi cabeza.
Hoy una señora, después de tragarse varios mocos que se le atoraban en la garganta, me preguntó: ¿no sabés si vuelve?.
Ya que me está estorbando mi momento de oceo, ¿no podría hacer el esfuerzo de preguntarme algo que tenga sentido?. ¿¿¿Si vuelve a donde señora???.

Dios me va a castigar por ser tan odiosa. Cada vez estoy peor.

Hay canciones que funcionalmente hablando, son como un sacacorcho. Como por ejemplo: peces de ciudad (Sabina), en el limbo (La vela puerca) o wild horses (Rolling Stones). Puedo estar en la cumbre de mi felicidad, en la cima del júbilo, en el auge de la alegría. Pero en cuanto alguna de estas melodías llega a mi células ciliares, me debilito. Le sacan el corcho a la botella de penas que llevo adentro. Se destapa la petaca de amargura que aveces guardo detrás de alguna que otra sonrisa y algún pensamiento mentiroso que me sirve de excusa para decir que estoy bien. Enseguida me cambia la cara: me hacen sentir mal. Canciones que producen efectos: esas son canciones!.

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