PM
Después del huracán baja la marea. Y las risas complices. Y yo te muestro mi esófago y mis tripas. Y te digo: "pero también hay más". Hay más y es mi médula osea. Mis tejidos. Mis células. La sangre que fluye por las napas subterráneas de mis mapas. Y no se asusta. Me deja hablar como a los locos y me interrumpe; me dice: "amí también, amí también". Las palabras vuelan. Por momentos gritamos y nos reímos fuerte. Los gashegos miran. Nos escuchan. ¿A quién le importa?.
Por dentro. La procesión de mounstros va por dentro. Como diablos en una comunión sólida y perfecta, que engañan al peor estafador emitiendo mensajes codificados en un coro de voces serenas y alucinadas. Pero no se asusta.
Ella conoce los cimientos del infierno. Su sabiduría me tranquiliza y me conmueve. Su voz es el ronquido de los demonios. La procesión desvencijada por la fuerza de la voluntad. Las volutas de humo después de una guerra civil entre el bien y el mal. Su bien y su mal.
Hoy me caí - le digo - me caí y me quebré en mil pedazos. Y después una fuerza magnética juntó todos mis pedazos y me esculpió. Todos los sábados son iguales. Me los paso tirada en el piso jugando a armar los rompecabezas en cuya tapa siempre estoy yo. Lo que cambia es el paisaje. Aveces hay mareas violentas, otras campos florecidos y otras inviernos amarillos y fugaces.
Pero siempre falta alguna pieza.
Siempre hay algo que queda incompleto. Inconcluso. Truncado.
....
- ¿Pedimos la cuenta?
- Dale.
....
Afuera hace un frío de la puta madre.
Por dentro. La procesión de mounstros va por dentro. Como diablos en una comunión sólida y perfecta, que engañan al peor estafador emitiendo mensajes codificados en un coro de voces serenas y alucinadas. Pero no se asusta.
Ella conoce los cimientos del infierno. Su sabiduría me tranquiliza y me conmueve. Su voz es el ronquido de los demonios. La procesión desvencijada por la fuerza de la voluntad. Las volutas de humo después de una guerra civil entre el bien y el mal. Su bien y su mal.
Hoy me caí - le digo - me caí y me quebré en mil pedazos. Y después una fuerza magnética juntó todos mis pedazos y me esculpió. Todos los sábados son iguales. Me los paso tirada en el piso jugando a armar los rompecabezas en cuya tapa siempre estoy yo. Lo que cambia es el paisaje. Aveces hay mareas violentas, otras campos florecidos y otras inviernos amarillos y fugaces.
Pero siempre falta alguna pieza.
Siempre hay algo que queda incompleto. Inconcluso. Truncado.
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- ¿Pedimos la cuenta?
- Dale.
....
Afuera hace un frío de la puta madre.
2 Delirios ajenos:
wao...llegue de casualidá y uf... hasta ahora este es el que más me gustó PM, espectacular!!!
A mi me pasa eso del rompecabezas los domingos...jijijaja saludos desde un desconocido...
Hola desconocido!.
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