sábado, agosto 04, 2007

Tengo la sensación de que afuera el universo se detuvo.

Que hubo una catástrofe, un genocidio y que yo soy la última sobreviviente del planeta tierra.

Tengo la presuntuosa sensación de que estoy en el sótano, en la sala de máquinas del universo. Mirando idiotizada cómo los engranajes dejan de girar con su habitual ritmo enloquecido.
Siento cómo si algo hubiese sido desvastado. Fulminado. Siento que algo acaba de morirse, pero no sé qué es.
Tengo miedo de salir a la calle y ver cómo se oscureció el cielo. De ver cadáveres mutilados. Casas destruídas. Arboles carbonizados.

Me miro al espejo y me pongo a llorar. Soy fea. Y cuando lloro me pongo más fea. Me digo cosas irreproducibles. Le hablo a la imagen que me niego a ser. Me corto el pelo. Me hago un desastre. Me lavo la cara. Me miro al espejo y vuelvo a llorar. Me siento en el suelo y lloro. Desconsoladamente. No dejo de pensar que afuera no hay nadie. Que estoy sola en un planeta vacío. Que el encierro me consume el óxigeno. Pero que el exterior me intimida. Que alguna vez fuí segura y fuerte. Y que ahora es como si en un despiste hubiese perdido mis derechos, el papel que dice que el control de mi vida es mío.

Me duele la cabeza.

Quiero dormir.

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