Menú 5,50
Entré a unos de esos bares a los que nunca iría, exceptuando dos motivos:
1- la necesidad imperiosa de un baño.
2- la necesidad imperiosa de comer.
En este caso fué la segunda razón la que me hizo entrar a ese tugurio de mala muerte. Todos hombres. Unos diez, mirando un programa de autos y minas en bolas. Re cómoda estaba yo ahí esperando que la moza (cuyas chichas brotaban de sus calzas azules como dos pliegues de pura humanidad obesa) se decidiera a atenderme.
- Hola. ¿Qué tenés de menú?.
- Hoy no hay menú.
- ¿Y qué hay para comer?.
- Milanesas, supremas...
- Bueno, traeme una milanesa con papas.
- No hay papas.
- Bueno, con puré.
- No, tampoco hay puré. Solamente ensalada.
- Y bueno...traeme una milanesa con ensalada.
- Bueno. ¿Y qué vas a tomar?.
- Una Coca.
- No tengo Coca. Pepsi.
- Bueno, traeme una Pepsi.
- ¿Común o Light?.
- Común.
- No tengo. Te traigo Light.
La ensalada tenía una baba y la milanesa era del tamaño de la palma de mi mano. Así que me cagué de hambre.
Crucé la calle. Entré a una heladería. Me compré un heladote y crucé la calle para tomarme el cole. El viento maldito hizo que el helado se me deshiciera en las manos y actuara como un rifle dispárandome fascineroso, balas de helado de mantecol en la ropa. Enchastré la campera. Me enchastré el pantalón, el paragüas que nunca debí haber sacado del placard y mis manitas de vainilla quedaron bañadas de chocolate bariloche.
Un asco.
Nunca más un menú de 5,50.
1- la necesidad imperiosa de un baño.
2- la necesidad imperiosa de comer.
En este caso fué la segunda razón la que me hizo entrar a ese tugurio de mala muerte. Todos hombres. Unos diez, mirando un programa de autos y minas en bolas. Re cómoda estaba yo ahí esperando que la moza (cuyas chichas brotaban de sus calzas azules como dos pliegues de pura humanidad obesa) se decidiera a atenderme.
- Hola. ¿Qué tenés de menú?.
- Hoy no hay menú.
- ¿Y qué hay para comer?.
- Milanesas, supremas...
- Bueno, traeme una milanesa con papas.
- No hay papas.
- Bueno, con puré.
- No, tampoco hay puré. Solamente ensalada.
- Y bueno...traeme una milanesa con ensalada.
- Bueno. ¿Y qué vas a tomar?.
- Una Coca.
- No tengo Coca. Pepsi.
- Bueno, traeme una Pepsi.
- ¿Común o Light?.
- Común.
- No tengo. Te traigo Light.
La ensalada tenía una baba y la milanesa era del tamaño de la palma de mi mano. Así que me cagué de hambre.
Crucé la calle. Entré a una heladería. Me compré un heladote y crucé la calle para tomarme el cole. El viento maldito hizo que el helado se me deshiciera en las manos y actuara como un rifle dispárandome fascineroso, balas de helado de mantecol en la ropa. Enchastré la campera. Me enchastré el pantalón, el paragüas que nunca debí haber sacado del placard y mis manitas de vainilla quedaron bañadas de chocolate bariloche.
Un asco.
Nunca más un menú de 5,50.
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