miércoles, enero 17, 2007

Sexo oral

El giraba en la rotonda de mis piernas,

se perdía,

con las manos las separaba suavemente.

Yo me abría como una flor,

Y él metía su cabeza.

Su lengua y mi clítoris agradecido,

bailaban un valcecito francés.

Perdía la noción del tiempo,

(perdíamos la noción del tiempo)

y después,

yo pasaba mi derecha por encima de su cabeza,

mientras le decía lo más educadamente posible: ya está.

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