miércoles, noviembre 22, 2006

Mi amor ambulante: el tipo de la barba candado

Lunático, desquiciado: estás empezando a gustarme.

Hoy te vi: ibas parado.

Tenías puesta una remera a rayas. Rota. Con manchas de pintura. Lo cual me hace pensar que trabajás en un taller de motos. No sé por que de motos. Creo que tenés cara de "motoquero". También me hacés acordar a Leon Gieco. Me gusta mirarte mientras escucho "El fantasma de Canterville".

Vos me mirás también. Aveces de reojo. Otras veces me clavás tu mirada de ojos verdes como dos estacas de hierro. Y me inhibís. ¡Y mirá que hay inhibirme ami con la mirada!.

Te cambiaste de asiento (a la fila doble). Y cuando se desocupó el que estaba adelante mio (yo estaba en la fila simple) hiciste el amague de venir a sentarte adelante de donde yo estaba. Pero no: te ganó de mano una vieja que tenía unas bermudas rosas y un sweter celeste. Miraste para la ventana: te dió vergüenza. Ami me dió risa y pena a la vez. Cuando la gente siente vergüenza, me siento mal: sentir vergüenza es una de las cosas más horribles del mundo.

Yo también te miro: lo sabés. Pero con el radar que escondés bajo la nuca, me es imposible mirarte más de dos segundos seguidos sin que vos me descubras. Y entonces yo miro para otro lado, o cambio la canción.

Hoy pensé que si. Que ibas a acercarte a decirme algo.

Invitame a salir aunque más no sea. Estoy segura de que nos vamos a gustar.

2 Delirios ajenos:

Blogger once said...

La de historias que te pasan en el bus...

10:55 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Jejejeje...si aveces me siento un poco ezquizofrénica inventando historias que - probablemente - sólo estén en mi cabeza. Pero que el tipo existe, existe.

11:35 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home