domingo, octubre 22, 2006

Fin

Paranoiqueando a lo loco (que es de alguna manera una redundancia), y pensando continuamente en sus ojos azules como dos pozos de agua (aunque los pozos de agua sean verdaderamente marrones). Y entonces yo pienso: ¿será él? ¿y si ese desconocido supiera cómo hacerlo? ¿Y SI ESE DESCONOCIDO PUDIERA HACERME FELIZ? (aunque más no sea un ratito). Pero el desconocido de aleja. Se pierde entre la frondosidad de los árboles y supongo que llega hasta un río que hay por ahí. Si se muere ahogado no me importa. Total yo ya sé cómo termina esta historia.

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