Las trabas de la vida
Al principio hay tres. Una rubia y dos morochas. Los autos frenan en la esquina y les dicen algo. Los travestis caminan de un lado para el otro, mientras Consuelo y yo, las espiamos desde la esquina diagonal.
Consuelo y yo compartimos desde hace mucho una cierta "pasión" por las/los trabajadores de la calle.
- ¡¡Mirá ese!! ¡¡Mirá lo que es!! ¡¡Es horrible!!.
- Si boluda, parece un mono. ¿Qué tiene en la nariz?.
- No, sé. Es como si estuviera vendada.
El travesti con cara de mono nos miraba desde la esquina donde estaban los trabas. Después cruzó la calle y habló con alguien (según testimonio de Consuelo, porque yo estaba entretenida mirando a la rubia).
- Nos vieron: nos están mirando.
- No nos van a hacer nada...
- ¿No ves cómo nos están mirando?.
- No veo nada. ¿Adonde?.
- Allá, boluda - me dice señalándome con el dedo -
- Ahh...si...nos están mirando.
- ¿Qué hacemos? ¿Nos vamos?.
- Naaa...
Seguimos mirando travestis. Hay uno que es de lo más desagradable. Tiene una "zapan" de vino, cerveza y choripán y encima se da el lujo de andar por la vía pública en bombacha y corpiño. Es un atentado a la vista.
En plena actividad de espionaje escuchamos el ruido de una moto. Cuando alcanzo a mirar tenemos al travesti cara de mono y la nariz vendada, pasando en la moto al lado del auto. ME PEGUÉ UN CAGASO DE LA PUTA MADRE. Era horrible el hijo de puta. Nos miró como queriendo investigarnos y siguió.
- ¡¡Viste, viste!! ¡¡Te dije que nos estaban mirando!!
- ¡Qué cagaso que me pegué boluda! ¡No lo había visto!
- ¿Nos vamos? ¿Qué hacemos? ¿Nos vamos?
- Naaa...nos quedemos..
- ¿Estás loca?. Tengo miedo...Vamonos
- Bueno, dale. Vamos.
Y dejamos a los travestis buscando su suerte. Ahí, en esa esquina del centro, entre Igualdad y San Martín. "Y pensar que tienen el culo roto".
Consuelo y yo compartimos desde hace mucho una cierta "pasión" por las/los trabajadores de la calle.
- ¡¡Mirá ese!! ¡¡Mirá lo que es!! ¡¡Es horrible!!.
- Si boluda, parece un mono. ¿Qué tiene en la nariz?.
- No, sé. Es como si estuviera vendada.
El travesti con cara de mono nos miraba desde la esquina donde estaban los trabas. Después cruzó la calle y habló con alguien (según testimonio de Consuelo, porque yo estaba entretenida mirando a la rubia).
- Nos vieron: nos están mirando.
- No nos van a hacer nada...
- ¿No ves cómo nos están mirando?.
- No veo nada. ¿Adonde?.
- Allá, boluda - me dice señalándome con el dedo -
- Ahh...si...nos están mirando.
- ¿Qué hacemos? ¿Nos vamos?.
- Naaa...
Seguimos mirando travestis. Hay uno que es de lo más desagradable. Tiene una "zapan" de vino, cerveza y choripán y encima se da el lujo de andar por la vía pública en bombacha y corpiño. Es un atentado a la vista.
En plena actividad de espionaje escuchamos el ruido de una moto. Cuando alcanzo a mirar tenemos al travesti cara de mono y la nariz vendada, pasando en la moto al lado del auto. ME PEGUÉ UN CAGASO DE LA PUTA MADRE. Era horrible el hijo de puta. Nos miró como queriendo investigarnos y siguió.
- ¡¡Viste, viste!! ¡¡Te dije que nos estaban mirando!!
- ¡Qué cagaso que me pegué boluda! ¡No lo había visto!
- ¿Nos vamos? ¿Qué hacemos? ¿Nos vamos?
- Naaa...nos quedemos..
- ¿Estás loca?. Tengo miedo...Vamonos
- Bueno, dale. Vamos.
Y dejamos a los travestis buscando su suerte. Ahí, en esa esquina del centro, entre Igualdad y San Martín. "Y pensar que tienen el culo roto".
0 Delirios ajenos:
Publicar un comentario
<< Home