Perrín
El cachorrito lloraba. Era bien chiquito y lloraba. Era muy chiquitito y pensé: "si cuando vuelva todavía está ahí llorando, me lo llevo a mi casa". Para mi suerte y para la de mi traste, cuando volví, el cachorrito no estaba.
Yo tampoco sé cómo llegué hasta acá.
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