sábado, marzo 17, 2012

Osea...no. No vamos a ir a comer a tu casa. Ir a comer a tu casa con tu señora no tiene que ver con nada de nada. Es ridículo...o no...es más que eso: es profundamente bizarro. ¿Porqué dijiste eso? ¿Porqué me hiciste esa invitación? ¿Porqué quisiste ser amable?. Todo bien con querer ser amable pero no me descoloques. Si me descolocás me descoloco y después no me puedo volver a colocar. Por ejemplo, este es un intento desesperado por recolocarme de esa situación. Hacé de cuenta que en este momento yo estoy sentada en un sillón de computadora y a medio metro está el contorno de mi silueta. ¿Lo ves?. Decime ¿lo ves?. ¿Ves cómo estoy descolocada?. Y yo no sé cómo actuar cuando me descolocan, me tildo. En mi patria tengo los ojos blancos y muevo el torax para adelante y para atrás compulsivamente. ¿Sabés porqué?. Porque estoy descolocada. Pero dejalo ahí. Te perdono, te juro que te perdono. Pero nunca, nunca lo vuelvas a hacer.

0 Delirios ajenos:

Publicar un comentario

<< Home