lunes, agosto 25, 2008

Mi vieja crió a una idiota de corazón lunático

Nos marchitamos. Nos enfermamos. Nos morimos. Nos dormimos.
¿Y si me quedo a dormir para siempre en un cajero Banelco?.

Don Castillo pela una naranja. Y la pela. Y la pela. Y jamás termina de pelar su naranja infinita.

Y la pela,

infinitamente,

para que nunca se acabe.

Es adorable. Verlo sentado en un tacho de pintura. Pelando su cítrico eterno. La fruta de su vida. El jugo, la vitamina, todas las proteínas infames que no lo dejan ir. Adorable. Don Castillo es adorable.

Después se me quema el cerebro. Mi trabajo es un tumor en el cerebro. Mi trabajo produce daños cerebrales. Enfermedades mentales. Depresión. Angustia. Pérdida del entusiasmo. Miedo. Presión. Represión. Enferma. Es mortal. Fatal. Horroroso.

HAY QUE RENUNCIAR

Decía yo.

Pero no era tan fácil.


Hoy tengo el cerebro marchito.


-----


Y para rematar con este día de mierda, un tanguito de Paté de Fua que me levanta mucho el ánimo;

¡Adelante maestro!




0 Delirios ajenos:

Publicar un comentario

<< Home