domingo, junio 22, 2008

Pensar ántes de escribir una palabra. Me corto una uña de un pie y sigo pensando en esa palabra. Y me vuelvo a cortar otra uña. La emparejo, le mato los ángulos vivos, le doy el nivel de redondez adecuado. Y olvido por un momento a la palabra.

Me quedo -tijera en mano- escuchando el ruido de los domingos y mirando una pared que no dice nada (ni siquiera de la palabra). En otra ocasión podría incluso todo ese silencio ser hermoso. Hoy no. Hoy es un silencio que emite gritos agudos.

Y me aturde.

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