Crónicas de una: la calle está llena de gente mala y yo soy una estúpida
Camino hasta la parada del colectivo. ¿El destino?: la concha de la lora.
Cruzo a comprar cospeles. Veo venir el colectivo desde el quiosco. Frena en el semáforo. Cruzo otra vez corriendo. Le golpeo la puerta y le pregunto: ¿este es el X1?. "Si", me responde el muy puto.
Me pongo mis auriculares y espero que algún maldito se pare y me deje sentar. Me gusta mirar a las personas en el colectivo y tratar de adivinar en qué barrio se van a bajar. Miro a un viejo que está cansado y me planteo la hipótesis. "Este seguro que se baja en...". Pero ¡MALDICIÓN!. El colectivo dobla inesperadamente. Ninguna calle está cortada. Miro el boleto: X11.
Me bajo donde puedo antes de continuar mi viaje hacia la nada. Escribo un SMS rápido antes de que se me muera la batería que lleva agonizando varias horas: "Me tomé el X11 en lugar del X1. Estoy perdida. No voy a ir". Imagino a mi amiga V riéndose burlona. Busco un Telecentro en una avenida angosta, oscura y potencialmente peligrosa. Me atiende la madre de V.
- Hola. ¿Está V?.
- Se está bañanando. ¿Querés que le diga algo?.
- Si, que estoy perdida y que no voy a poder ir.
- ¿Que qué? ¿Que estás qué?.
- Perdida. Me tomé otro colectivo y no sé dónde cornos estoy. Pero no se preocupe señora, me voy a tomar un taxi hasta mi casa y listo.
Mentira. Apenas si tengo plata para el cospel. Estoy seca, pobre. Nunca aprendí a llegar a fin de mes, diría Joaquín.
Después de mucho preguntar, un santo me indica que podría llegar a mi casa si me meto en una calle oscura, de casas humildes y espero paciente a que pase un colectivo.
En la parada hay una señora enana y un chico que devora un pebete.
Le pregunto a la señora si "acá para el que va para el centro" y me responde con un seco "si".
Viene el colectivo. La señora ni se inmuta y yo subo.
- ¿Vas para el centro? - me pregunta el chofer.
- Si.
- Este no va para el centro. Bueno, no sé. Si querés podés esperar a que de la vuelta.
¿What? ¿Esperar a que de la vuelta a media ciudad para llegar a mi casa?. Ni en pedo.
- No, gracias.
Otra vez en la vereda, la señora enana se da vuelta y me dice:
- El que va para el centro viene del otro lado.
Vieja conchuda. ¿Qué le molestaba decirme antes?. Si el chofer no me preguntaba todavía estoy dando vueltas por alguna calle angosta y potencialmente peligrosa de la ciudad de Córdoba.
Finalmente llegué a mi casa sana y marta. Comí un plato de fideos. Esperé a que FD se conecte. Y como no hay novedades ni buenas noticias, me voy a dormir.
Good night. Good show.
Cruzo a comprar cospeles. Veo venir el colectivo desde el quiosco. Frena en el semáforo. Cruzo otra vez corriendo. Le golpeo la puerta y le pregunto: ¿este es el X1?. "Si", me responde el muy puto.
Me pongo mis auriculares y espero que algún maldito se pare y me deje sentar. Me gusta mirar a las personas en el colectivo y tratar de adivinar en qué barrio se van a bajar. Miro a un viejo que está cansado y me planteo la hipótesis. "Este seguro que se baja en...". Pero ¡MALDICIÓN!. El colectivo dobla inesperadamente. Ninguna calle está cortada. Miro el boleto: X11.
Me bajo donde puedo antes de continuar mi viaje hacia la nada. Escribo un SMS rápido antes de que se me muera la batería que lleva agonizando varias horas: "Me tomé el X11 en lugar del X1. Estoy perdida. No voy a ir". Imagino a mi amiga V riéndose burlona. Busco un Telecentro en una avenida angosta, oscura y potencialmente peligrosa. Me atiende la madre de V.
- Hola. ¿Está V?.
- Se está bañanando. ¿Querés que le diga algo?.
- Si, que estoy perdida y que no voy a poder ir.
- ¿Que qué? ¿Que estás qué?.
- Perdida. Me tomé otro colectivo y no sé dónde cornos estoy. Pero no se preocupe señora, me voy a tomar un taxi hasta mi casa y listo.
Mentira. Apenas si tengo plata para el cospel. Estoy seca, pobre. Nunca aprendí a llegar a fin de mes, diría Joaquín.
Después de mucho preguntar, un santo me indica que podría llegar a mi casa si me meto en una calle oscura, de casas humildes y espero paciente a que pase un colectivo.
En la parada hay una señora enana y un chico que devora un pebete.
Le pregunto a la señora si "acá para el que va para el centro" y me responde con un seco "si".
Viene el colectivo. La señora ni se inmuta y yo subo.
- ¿Vas para el centro? - me pregunta el chofer.
- Si.
- Este no va para el centro. Bueno, no sé. Si querés podés esperar a que de la vuelta.
¿What? ¿Esperar a que de la vuelta a media ciudad para llegar a mi casa?. Ni en pedo.
- No, gracias.
Otra vez en la vereda, la señora enana se da vuelta y me dice:
- El que va para el centro viene del otro lado.
Vieja conchuda. ¿Qué le molestaba decirme antes?. Si el chofer no me preguntaba todavía estoy dando vueltas por alguna calle angosta y potencialmente peligrosa de la ciudad de Córdoba.
Finalmente llegué a mi casa sana y marta. Comí un plato de fideos. Esperé a que FD se conecte. Y como no hay novedades ni buenas noticias, me voy a dormir.
Good night. Good show.
1 Delirios ajenos:
La de veces que habré terminado en cualquier parte por andar zombie por el mundo. Tiene su lado bueno: descubris rincones de la ciudad desconocidos.
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