miércoles, marzo 21, 2007

Mañanas

Esta mañana cuando me desperté, te estaba hablando. Todavía dormida te hablaba sobre los libros de mi biblioteca. Recitaba sus títulos de memoria y por el orden en el que están acomodados. Con los ojos cerrados. Desnuda y dando interminables vueltas a lo ancho de la cama.

Cuando abrí los ojos iba por "La conjura de los necios". Y después no pude decirte más nada. Al abrir los ojos me había olvidado de todo. Me despegué de las sábanas, en bolas, como estaba y caminé a la biblio. Busqué La conjura de los necios. Toda zombie. Toda blandita. Y ahí estaba -para mi sorpresa- el que le seguía:

El Principito.

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