viernes, noviembre 03, 2006

Tocaya

Entre las marginadas socialmente siempre estábamos - idefectiblemente - ella y yo. Yo, por que era "rara" y ella por que aparte de "rara", estaba loca. Las dos sufríamos...si: sufríamos. Por que a esa edad una admiraba a las chicas populares y nosotras éramos sus ridículas "hazmereir".

Nadie sabe exactamente como fué que se volvió loca. Lo que si sé, es que desde que tengo uso de razón (no hace mucho) siempre lo estuvo.

Lo que más te llamaba la atención cuando la veías eran basicamente dos cosas: tenía la corona de la cabeza sin pelos y tenía algunos bigotines arriba de la boca. Sin embargo, siempre me pareció muy bonita de cara. Tenía unos ojos pícaros y una boca redonda y simpática. Lo tercero que te llamaba la atención es que era tartamuda. No mucho, un poco tartamuda solamente.

Cuando yo empecé a dejar de ser una idiota, para empezar a ser una idiota con orgullo, también aveces me reía de ella. En los pasillos ella me buscaba y yo la rechazaba sistemáticamente. Vivía como en otra dimensión. Tenía su mundo propio, sus propios amigos (según decía ella) y su mundo literario.

Una vez, me mostró una hoja de cuaderno, con un poema escrito a mano. Era la canción de los dinosaurios de Charly García (los amigos del barrio pueden desaparecer...). Yo pensé que lo había escrito ella...y ella nunca lo negó. Años después descubrí esa canción en un cassette...

La rechazaba, no de mala sino por que aveces se ponía pesada. Un día era mala, y al otro era buena.

Como era pelada, usaba peluca. Todos los sabíamos, pero nadie decía nunca nada. Y un día, en un mal movimiento, se le salió la peluca y le quedó el cuero cabelludo a la altura de los hombros. Fué una situación incómoda para las dos. Cuando se enojaba era graciosa: puteaba entredientes y ponía cara de mala. Odiaba a los "negros" por que le habían robado un perro. Siempre tenía los dientes llenos de sarro. Hablaba sola y se reía de todos. Nunca supe si era feliz o no. No había nadie en la escuela que no la conociera, sin embargo siempre estaba sola.

La última vez que la vi, me dijo que escribía canciones para una banda de rock.

Hoy la vi desde un taxi. Ella caminaba despreocupada, rápido, con las manos en los bolsillos. Hablaba sola y se reía. Y era inconfundiblemente, ella, mi tocaya.

3 Delirios ajenos:

Anonymous Anónimo said...

"y le quedó el cuero cabelludo a la altura de los hombros"
Hacia MUCHO tiempo que no me reia de esta forma...

1:10 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Ahora es gracioso, pero en el momento fué horrible...

4:24 p. m.  
Blogger once said...

Qué bueno encontrarse con alguien que te recuerda una historia...

11:24 p. m.  

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