Pasión tanguera

Paso I: apretar "play".


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Paso II: leer.

Vamos a bailar un tango: si. Vos me vas a mirar con una de esas miradas que no se te olvidan, y mientras el público aplaude y la orquesta marca nuestros pasos con sus bandoneones y sus violines, vamos a enamorarnos para toda la vida. Vos vas a ser alto, curpulento: el traje te va a quedar como pintado. Y en el escenario vos me vas a desvestir de a poquito, yo voy a tener un cuerpo fabuloso y mi media de red va a ser tu pasaje a la locura. Me vas abrazar, vas a recorrer tu mano grande por mis piernas. El público va a enloquecer: por que la mezcla de buena música, buenos pasos, amor y erotismo va a ser algo jamás visto en un escenario. Nuestro amor va a ser real: como de película. Y mientras la música vibra en nuestras venas (vos no sos argentino), vamos a desear que ese tango sea eterno.

Primero me vas a sacar la camisa blanca: y me quedo en musculosa. Después la musculosa: y me quedo en corpiño. Y así, mucho amor, mucha pasión. El público se levanta, aplaude. La orquesta parece dirigida por un dios. Y después el corpiño: me quedo en tetas. Y pasás tus manos por mi espalda, me levantás de la cintura mientras giramos al ritmo del dos por cuatro. Somos felices, nos sentimos vivos bailando mientras nos hacemos el amor con la mirada. Me tocás el pelo, la cara, me besás, me acariciás la espalda desnuda. Y cuando la orquesta por fin toca su: "chan chan" y el telón negro baja con calma a los pies del escenario, me susurrás al oido: te espero, preciosa, en el camarín.