A una
Me olvido de ella,
como si no existiera,
como si nunca hubiera existido.
Se pierde,
entre mis silencios mojados,
entre mis noches insulsas,
mientras paso el tiempo,
tarareando un tango que cantaba el Polaco Goyeneche.
Vestida de nubes,
hace una aparición mágica,
que roza los límites superiores de lo real,
que razguña las rutas de lo imaginario.
Y yo me olvido,
la pierdo,
la dejo ahí: en un rincón.
Como abandonada,
sin trono,
sin lluvias,
sin nubes.
Y la desnudo desde lejos,
y la siento vulnerable a mis sonrisas.
Y sin embargo se acerca:
dichosa,
despreocupada,
feliz.
Sin siquiera imaginarse,
lo mucho que la quiero.
como si no existiera,
como si nunca hubiera existido.
Se pierde,
entre mis silencios mojados,
entre mis noches insulsas,
mientras paso el tiempo,
tarareando un tango que cantaba el Polaco Goyeneche.
Vestida de nubes,
hace una aparición mágica,
que roza los límites superiores de lo real,
que razguña las rutas de lo imaginario.
Y yo me olvido,
la pierdo,
la dejo ahí: en un rincón.
Como abandonada,
sin trono,
sin lluvias,
sin nubes.
Y la desnudo desde lejos,
y la siento vulnerable a mis sonrisas.
Y sin embargo se acerca:
dichosa,
despreocupada,
feliz.
Sin siquiera imaginarse,
lo mucho que la quiero.
1 Delirios ajenos:
Qué bonito...
¿Para quién va?
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