miércoles, mayo 17, 2006

9:05 de la mañana

Cuando crucé la puerta eran las 9:05 de la mañana.

El viejo (que estaba sentado en su escritorio) levantó la vista, me miró y se rió.

- ¿De que se ríe ingeniero?.

- Es que hacía varios días que quería acordarme de una chacarera y no podía. Y hace un par de minutos, mientras caminaba por la fábrica me la acordé y me vine corriendo a escribirla.

Y me mostró como en un papelito manchado con grasa escribía unos puntitos sobre unas lineas que no hacían honor a su pulso.

- No están escritas las notas como debe ser, pero por lo menos me sirve para acordarmela y silvar la melodía.

-¿Y usted como sabe de música?.

- Por que cuando era chico, mis padres me mandaron a estudiar acordeón. Estudié hasta los 14 años y dejé. Después a los 18 me compré uno, pero a los 23 me fuí de luna de miel en la moto, una Gilera, y como se me rompió la tapa del cilindro, tuve que vender el acordeón...jejeje.

Yo no sabía que decir. El viejo es un puto genio, sus manos machacadas por las herramientas y la grasa permanente metida en los pliegues de sus manos, son mas que una evidencia de lo mucho que ama su trabajo y su profesión.
Al tipo lo parió un horno, o un balancín, no sé. Y encima me entero que también sabe de música.

Apoyó sus manos de gigante sobre el escritorio para poder levantarse, me miró con la picardía de quien logra sorprender a alguien y salió por la misma puerta que yo entré cuando me recibió a las 9:05 con una sonrisa.

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