viernes, agosto 24, 2007

Maia en el país de las maravillas

El concepto de por sí era extraño y no recuerdo que haya tenido más intención que la de entretener. Se llamaba "agua milimétrica" y sólo algunos pocos eran capaces de dominar el arte de aumentar súbitamente el volúmen del agua a partir de movimientos extraños y palabras mágicas. Era todo un show.

También estaba mi abuela muerta que regresaba al paraíso terrenal con una naríz del tamaño de un dedo que asentuaba sus facciones de gnomo. Pero eso no era lo único interesante del nuevo rostro de mi abuela: esa naríz estaba cubierta por un diminuto (y más que simpático) peluquín negro.

Yo la miraba pero no le decía nada sobre la melena de su nueva naríz.

También estaba Woody Allen, que era mi suegro.

3 Delirios ajenos:

Blogger Dr. CroW said...

Que capacidad para delirar, envidiable en verdad :)

9:17 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Eso no es delire...eso es por q esta cagada de la cabeza!jajajaaa
Wonderland es peligroso...hace rato estoy ahi...y no sabes como ando!

2:04 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

¿Yo? ¿Mal de la cabeza?

Naa...

10:55 p. m.  

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