jueves, mayo 17, 2007

Corredor

Me gustaba estar así. Parada en la semioscuridad. Y digo "semi" porque estaba delicadamente rebajada con el reflejo de la luz de una habitación contigua en las paredes blancas. Pero muy sutiles los reflejos. Entonces como decía, yo estaba ahí parada y era impresionante sentir que lo único que existía de mi en ese momento era mi cabeza. No es que haya sido como tener el cuerpo paralizado: no. Porque sentía la ropa y la temperatura sobre la piel. Pero uno está tan acostumbrado a esas sensaciones que pueden pasar desapercibidas sin ningún tipo de problemas, solamente basta con hacer un poco de esfuerzo. Entonces estaba yo, es decir: mi cabeza, en medio de toda esa oscuridad hermosa. Como mágica.

Y apenas audible el sonido de un televisor.

2 Delirios ajenos:

Blogger Matt said...

mmmmm, si, te entiendo

1:31 p. m.  
Blogger Maia said...

Gracias

9:38 p. m.  

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