domingo, agosto 13, 2006

Sr. Gay

Apenas lo vi me dí cuenta de que era puto. Pero no "puto", sino "re-puto". Se notaba a una legua, aunque ami me hizo falta mucho menos: tres metros, tres metros y medio quizá.

Estaba lindo. Tenía puesto una campera de gamuza marrón y una camisa verde militar. En los pantalones no me fijé y en los zapatos menos.

Yo esperaba algo, o a alguien (no me acuerdo) y estaba ahí parada mirándolo como si él fuera el actor de una película en la que yo solamente era una "extra". No podía apartar mi vista de su mesita. Me entretenía mirarlo tomar café y comer medialunas. Lo que más gracia me hizo fué cuando le puso edulcorante al café: sacudió el sobrecito para bajarle el contenido, de una manera demasiado femenina y hasta vulgar que hacía un extraño contraste con su imagen sombría.

No me miraba. Creo que apenas advirtió que yo estaba ahí una vez que pasó casualmente su vista por donde yo estaba mientras miraba pasar a un hombre joven.

-¡MAIAAAAAAA!, vamos.

- Ya voy.

Yo quería quedarme observándolo. Ese hombre era unos de esos personajes a los cuales podrías quedarte horas y horas solamente contemplando sus movimientos y analizando sus actitudes.

0 Delirios ajenos:

Publicar un comentario

<< Home