domingo, julio 16, 2006

Verduga

Y me imagino que todas yacen sobre camillas blancas,

están atadas de pies y de manos.

A la boca la tienen tapadas con trapos.

No son muchas,

solo algunas pocas:

cuatro, quizá cinco.

Y yo me dedico a torturarlas verbalmente,

mientras con una sierra eléctrica,

les corto las orejas.

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